Not a Houseplant

Grow de Jennifer Hom

Tengo muy latente el recuerdo de una escena de la primera película de Sex & The City en la que Carrie Bradshaw se mete en la cama con Big con el libro «Love Letters From Great Men, Vol. I». Carrie le cuenta a Big que está investigando para escribir su nuevo libro, porque antes escribía acerca de la búsqueda del amor y ahora quería escribir acerca de qué pasa cuando finalmente el amor llega. La escena es ridícula, como toda la franquicia, sobre todo la parte en la que aparentemente esta señora duerme con un collar de perlas y se casa con un perverso narcisista como Big. Sin embargo esa distinción en el enfoque acerca del amor siempre me hizo eco, al igual que el hecho de que Carrie está convencida de haber encontrado «el amor» con el ególatra manipulador con el que está obsesionada.

Este blog también nació en plena búsqueda del amor, y creo que en menor o mayor medida, contribuyó bastante a que me lo chocara de frente. Es extraño volver sobre mis ideas del amor de hace casi 12 años, expresadas en excrutiating detail en este mismo espacio y descubrir que esas ideas o conceptos cambiaron bastante. Alguna vez dije, o me olvidé de decir, que era de las que creían fervientemente que a las relaciones había que «regarlas» todos días como una plantita, para que sobrevivan y crezcan. Para sorpresa de nadie, los conocimientos de jardinería resultaron ser insuficientes a la hora de aplicarlos para sostener una relación adulta y saludable. En primer lugar, porque el objetivo de una relación no puede ser básicamente no morirse, y sobre todo porque valoro mucho más la calidad que la cantidad, en casi todos los aspectos en los que esa frase es válida. Supongo que por eso nunca festejé los aniversarios hasta ahora que estoy casada, porque la cantidad de meses o años juntos no reflejan necesariamente el éxito de una relación, y por otro lado, pasar mucho tiempo junto a la misma persona no es mérito si esa relación está basada en la dependencia y si no la disfrutan ambas partes.

Esta reflexión me hizo pensar acerca de porqué las personas forman relaciones románticas, y sobre las expectativas que aprendemos desde chiquitos que entorpecen mucho esta búsqueda, muy desde el comienzo, con ideas de almas gemelas, de otros que nos completen, de mantener estructuras sociales vigentes (casarse, tener hijos, una mesa de domingo al mediodía llena de nietos), de no estar solos y hasta de encontrar «la felicidad». Hoy ninguna de esas razones me parece lo suficientemente sensata para comenzar, sostener o estirar una relación con nadie, porque pone el 100 % de nuestro bienestar y satisfacción en otra persona, con sus propios deseos e ideas.

Estos modelos de relaciones dan lugar a la dependencia donde necesitamos de la otra persona para estar bien y sentirnos bien con nosotros mismos y la dependencia no es amor. Poner todas nuestras necesidades o felicidad como responsabilidad de otro es una de las cosas más insensatas e irresponsables que podemos hacer, porque tenemos absolutamente cero control sobre los demás. No quiero decir que uno tiene que ser egoísta y mandarse a mudar cuando la persona con la que estamos no se acerca a nuestra idea de pareja feliz, porque en muchas ocasiones esas falencias tienen todo que ver con nuestras expectativas y la forma en la que expresamos esas expectativas o deseos. Lo que creo que estoy tratando de decir es que si para tener una relación feliz necesitamos tener el control sobre otros, cualquier intento para ejercer ese control contamina la relación: sean celos, manipulación, dependencia, soportar o imponer situaciones enfermizas, y hasta acumular rencor.

Ahora, ¿de grande?, me sorprende mucho la falta de educación emocional con la que transitamos en el mundo, y de cómo muchas de las cosas que aprendemos a desear e idealizar tienen poco que ver con entablar y sostener relaciones saludables con otros. Creo que esto no es únicamente válido para las relaciones románticas, también sucede en otros ámbitos afectivos. Creamos una expectativa que el otro debe cumplir para «darle» nuestro amor (o amistad) y nuestro tiempo, cuando en realidad no es trabajo ni obligación de nadie hacernos felices.

Es muy difícil cambiar el paradigma , o cambiar la forma en la que vemos y nos percibimos en una relación. Porque del mismo modo, tampoco está bien contorsionarnos y permanecer en una situación que nos hace infeliz para no decepcionar a otro, y ni hablar si eso pone en riesgo nuestra integridad física y nuestra salud mental.

No tengo una receta o instrucciones sobre cómo funcionan las relaciones sanas, hay otra gente mucho más idónea y definitivamente más capacitada que yo para dar ese tipo de consejos. Puedo distinguir bien de qué situaciones hay que huir despavoridos y sé lo que funciona para mí y para #capitánconsiderado, habiendo recorrido cierto camino para llegar a esta relación que esperamos poder disfrutar durante mucho tiempo. Así que no sé si lo mismo que hasta ahora funciona entre nosotros, funcionaría para otros, o si esto mismo que hacemos, funcionaría si estuviésemos con otras personas. Las relaciones sanas no suceden solas, no se trata de estar con la persona correcta y nada más, se trata bastante más de trabajar de a dos para sumar a la vida del otro.

Que no sea trabajo nuestro o trabajo de otro hacernos feliz, no significa que sumar a la felicidad de la persona a la que amamos no sea fundamental para disfrutar de una relación. El amor es tanto intención como acción, y la complicidad y la confianza son la base de cualquier relación gratificante, pero también es esencial que esa felicidad sume a una felicidad producto del amor propio de cada uno, y no que llene el vacío de algo que falta.

Mono no aware

«Mono no aware» es el concepto japonés de admiración y nostalgia por lo efímero. El ejemplo más práctico es la apreciación del florecimiento de los cerezos. La flor del cerezo es bella pero trágicamente muy efímera. Esa brevedad es justamente lo que conmueve. Se admiran con sensibilidad, pero también con cierta melancolía.

Hace como 18 meses que vengo escribiendo y borrando este post. No porque no me convenza el resultado final (nunca me convence), sino porque no estaba segura de lo que quería decir.
Escribir acá me recuerda, salvando las distancias abismales, a los conejitos que vomitaba el protagonista de Carta a una señorita en París de Cortázar. Son ideas que me hacen cosquillas en el cerebro, que normalmente me toman por sorpresa, y que la única forma de extraerlas es escribiendo. Empiezan chiquitas e inofensivas, pero terminan creciendo y la forma final me termina disgustando. Lo difícil es que no siempre sé de antemano qué quiero decir o a dónde intento llegar con mi divague hasta que termino de escribir. Claro que después de 18 meses (y más también) perdí el hábito y esto me está costando mucho más que hace nueve años.

Estoy pasando por la que creo que es mi primera crisis existencial propiamente dicha, y no sé si de esto se sale. Es como cuando somos chicos y aprendemos una verdad que cambia todo, como que Papá Noel no existe; de eso no se vuelve. Intenté de nuevo con terapia para tratar de elaborar esta crisis un poco mejor y convivir un poco menos angustiada, pero todavía no progresé mucho.

Desde que soy mamá siento que me abrieron una puertita en el cerebro y en el corazón que dejó entrar un montón de incertidumbres y angustias que felizmente ignoraba acerca de mi propia existencia pero que se hicieron muy evidentes cuando tuve que detenerme a contemplar y criar a otra persona. Es muy extraño, o al menos muy extraño para mí, cómo toda la felicidad junta que nació con él también trajo de la mano toda esta melancolía y nostalgia constante, sobre todo en los momentos felices que afortunadamente son muchos. Es como si estuviese mirándome a mí misma desde el futuro, añorando el momento que estoy viviendo en el presente, con muchísima nostalgia de saber que ya se termina y no voy a volver a pasar por acá. Mi teoría es que todo esto es producto del vértigo que me da el «crecen muy rápido», porque en realidad no crecen rápido, solo no se puede rebobinar y volver a vivir y disfrutar todo de nuevo. Crecen una única vez y nuestro tiempo con ellos, o nuestro tiempo en general, es limitado .The days are REALLY long, but the years are short.

Creo que hay que prestarle atención a esta sensación de nostalgia anticipada, porque me ayuda a darme cuenta que gran parte del tiempo que pierdo con preocupaciones cotidianas, son cosas que a futuro me van a pesar. Yo sé que, por ejemplo, en 25 años cuando Mordelón esté teniendo aventuras lejos mío posiblemente en el espacio exterior, voy a sentir mucha nostalgia por los momentos en los que no me pude sentar a jugar en el suelo con él a armar trenes porque tenía que hacer trámites en AFIP. A veces me pregunto, con mucha culpa, si sabiendo lo que sé ahora, o si con todas estas preguntas, mi decisión de traer al mundo a una persona hubiese sido la misma, o si cambiaría algo.

Mi conclusión es que teniendo presente que una buena vida no es inmune a la tristeza y a las pérdidas, y sabiendo más o menos de qué se trata este viaje, y cuál es el final de esta historia, todos los momentos son bienvenidos. Quizás, y esto no es información nueva para la humanidad, esta conciencia constante sobre la transitoriedad de las cosas y la melancolía que evoca esta angustia, sean el precio o el impulsor de todos los momentos que nos traen felicidad, nos llenan el corazón y lo que nos permite apreciar su singularidad y belleza.

Some additional fleeting thougts:
– AFIP nos roba mucho tiempo (sí, entre otras cosas), pero también es cierto que si no hiciera trámites en AFIP o no cumpliera con el resto de mis responsabilidades de adulta tampoco podría criar o cuidar de nadie. Igualmente tengo la convicción férrea de que muchas de estas responsabilidades y reglas del mundo adulto las inventó gente que no tenía muy en claro que un día nos morimos y no podemos malgastar cuatro horas esperando para que nos den un papelito con un sello que hay que renovar cada 12 meses para que me saquen plata que conseguí teniendo que sacrificar horas al lado de mi familia. Pero esto es un tema para otro post.

– Capitán Considerado y yo decidimos que no vamos a criar a Mordelón con el mito de Papá Noel, sencillamente porque nos parece innecesario (e irrespetuoso) mentirle para nuestra satisfacción o para cumplir con una tradición. Creo que nos podemos hacer regalos y celebrar que nos queremos sin mentiras de por medio, por más blancas que sean. A los adultos nos puede parecer una pavada, pero para una cabecita de cuatro años, que todavía está tratando de entender de qué se trata el mundo es un mal trago. Qué se yo, es ahorrarles al menos una decepción.

– Esta sensación de nostalgia anticipada no solo la siento con la maternidad, sino que empecé a verla en todas partes: en las comidas familiares, en los abrazos de Capitán Considerado, en cafés y charlas compartidas con amigos y en todos los momentos a los que quisiera poder volver.

– Parte de esta crisis existencial también se la debo a este libro que terminé de David Benatar y sus ideas.

Leap «Off» Faith

De todos los aspectos inesperados de ser padres, una de las cosas que más me sorprendió, o que más nos entusiasma a Capitán Considerado y a mí, es la de tratar de explicarle a esta personita que hicimos, en qué consiste el mundo. Para mí es la mejor parte del viaje, comparable a explicarle a un extraterrestre en qué consiste la vida en la tierra. Nos obliga a replantearnos muchas cosas que hacemos o creemos sin razonar y a verlas desde los ojos de alguien para quien todo es nuevo y hay millones de cosas por descubrir.

El Capitán y yo estamos siempre en la misma página con esto de la crianza, con algunas diferencias en el cómo, pero siempre de acuerdo en el qué. Una de esas cuestiones es criar a Mordelón fuera de los dogmas tradicionales, entre ellos la religión. El mundo y el universo en el que vivimos no pueden experimentarse ni escudriñarse bajo una sola postura o creencia. Si fuera así, no seríamos todos tan diferentes y definitivamente sería aburridísimo.

Reflexionando acerca de esta esta idea, concluimos que si bien no vamos a inculcarle una religión, sí vamos a tener la responsabilidad de enseñarle que las personas tienen distintos sistemas de creencias, y que no todos tienen la tolerancia necesaria para aceptarlo o entenderlo del mismo modo. Incluso, a lo largo de nuestra historia, tener ideas contrarias o transgresoras a ciertas doctrinas nos han llevado a librar guerras y matarnos unos a otros (aún en pleno siglo XXI). La conclusión que este análisis me deja es que tener otras ideas en disonancia con las creencias de los demás (que por definición son presunciones no comprobables) es estar «en contra».  Es curioso, uno es libre de creer en lo que quiera, pero para muchos eso significa estar convencidos de tener la verdad absoluta sobre todo lo demás, sin dudar ni por un instante, que quizás todos estamos equivocados. Algunos hasta son capaces de llevar esto a extremos y recurrir a la violencia o a la estupidez para probar que son fieles a sus convicciones o a su fe. La fidelidad o devoción no son atributos positivos en sí mismos y están siempre atados a otros aspectos modificadores. Uno puede estar muy convencido de algo, lo que no quita que esté equivocado. Ese autoritarismo y arbitrariedad, son de los obstáculos más importantes que debemos superar como humanidad, y seguir criando a las futuras generaciones con estas ideas anticuadas, no nos va a ayudar.

termodinámica
Jovencito, en esta casa obedecemos las leyes de la termodinámica.

Cuando contamos que Mordelón no está bautizado o que en casa no hacemos toda la pantomima de los personajes benévolos que dejan regalos a escondidas, nos preguntan:  «¿no le vas a enseñar valores y a ser buena persona? Le estás quitando valores, ilusiones lindas y magia».  En mi experiencia, los libros sobre los cuales se rigen las principales religiones del mundo, son solo edictos milenarios tergiversados, plagados de contradicciones y utilizados mayormente como armas para mantener a las masas a raya, aniquilarnos entre nosotros y perpetuar la ignorancia y la obediencia. Sobre todo porque en el momento en el que fueron escritos y re-escritos, existían pocas herramientas educativas. No niego que no haya enseñanzas o moralejas valiosas en, por ejemplo, la biblia, pero también las hay en el Quijote de Cervantes y es una obra completamente ficticia (y mucho mejor escrita). There is power in words, pero la moral, la empatía, la generosidad, la tolerancia, la solidaridad y la gratitud no son consecuencias exclusivas de la religión. También se puede llegar a los mismos resultados a través de una crianza respetuosa de la diversidad que hay en el mundo y de la individualidad y curiosidad.

Sabemos que vamos encontrarnos con momentos difíciles cuando, por ejemplo, otros nenes hablen de lo qué les regaló Papá Noel y él les cuente que los regalos se los hacemos nosotros. Lo delicado de esta cuestión es que él a su corta edad no tiene por qué hacerse cargo de sostener las fantasías (sinónimo de engaño) que otros adultos deciden para sus hijos, pero al mismo tiempo no tiene el ¿derecho? de arruinarles el chiste si es lo que otros papás eligen decirles a sus niños. Me parece demasiada responsabilidad para un nene de 3 años, pero también me parece espantoso e innecesario engañarlo de esa forma. El entusiasmo, la magia y las fantasías se las puedo dar igual con millones de libros y películas, sin necesidad de que se sienta traicionado y sin insultar su inteligencia.

No me preocupa la clase de persona que va a ser mi hijo, o mejor dicho, claro que me preocupa y por eso justamente, después de mucho análisis e investigación al respecto, (porque en esta casa además de las leyes de la termodinámica, valoramos el razonamiento y la evidencia científica), pensamos que esta es la mejor forma que tenemos a nuestro alcance. Es increíble esta aventura de volver a jugar y volver a descubrir el mundo junto con Mordelón. Conforme pasa el tiempo, nuestro marcianito nos muestra que es una personita dulce, empática, solidaria y considerada (como su papá), y que quizás una crianza libre de doctrinas y religión no sea el camino más errado.

Also:

  • Papá Noel es un personaje muy turbio. En retrospectiva, es un viejo prejuicioso que trabaja una vez  al año y que te deja regalos solo si te portás «bien» de acuerdo a sus estándares. O sea, es una herramienta extorsiva. Encima era medio flojito de moral porque mi vecinita, que me robaba las muñecas y le ahogó el hámster al hermano, recibía bicicletas y Barbies. Y a mí, que no cometía asesinatos ni hurtos, me traía bombachas rosa.
  • Otras cosas que decidimos no inculcarle son: el nacionalismo, los horóscopos, supersticiones, el fanatismo en los deportes o la política y esa idea de que si deseás algo con todas tus fuerzas, el universo (que es el ente más indiferente del mismo) te lo concede. That’s just plain silly.

 

Tethered

montt

Una de las realidades que más me impactó de ser mamá me cayó un día mirando capítulos viejos de Friends. Carol, Susan y Ross estaban en una clase de pre-parto y Carol estaba con un entendible ataque de «todo muy lindo, pero yo ni a palos hago eso» después de haber visto el video de un parto real. Susan la calma diciéndole que se concentrara in the big picture, que el parto era solo un día y que después iba a ser mamá para siempre. Esta de verdad es una de las cosas para las que menos estaba preparada, y sé que parece una obviedad. Posiblemente sea porque ser mamá no fue algo que busqué activamente en ese momento. Por el contrario, hice todo lo posible para que esta fuera una decisión informada y consciente. Quería tiempo para prepararme, pero la industria farmacéutica, la naturaleza y la falta de herramientas que tenemos las mujeres para decidir sobre nuestro cuerpo, se interpusieron.

Hace algunas semanas conversaba con un nuevo amigo y me preguntaba si ser padre / madre significaba perder protagonismo en tu propia vida, y si eso es bueno o malo. No sé si se pierde protagonismo, pero sí se pierde bastante libertad. Y no libertad en el sentido de que ya no me puedo escapar a Bora Bora de un momento a otro, sino de que de ahora en más y por lo que espero sea el resto de mi vida, todo lo que haga directa o indirectamente va a ser en función de esta persona que traje al mundo. No creo que eso esté mal, si es algo que se elige a conciencia. Pero sí es algo que me asusta, o me da vértigo. Más allá de los errores que seguramente voy a cometer tratando de cuidarlo y de darle todas las herramientas, hay muchas cosas que están muy fuera de mi alcance y que no solo me preocupan por mi bebé, sino también por todos los niños del mundo. A veces me asusta ver que los adultos de hoy (incluyéndome) tengan a cargo la crianza de las nuevas generaciones. Hasta ahora eso no viene funcionando del todo bien, qué quieren que les diga.

Sin embargo, la humanidad ha prosperado así. Bueno, más o menos. Lo que quiero decir es que la humanidad ha sobrevivido a fuerza de gente que no tiene idea criando generaciones futuras (o peor, a fuerza de gente que está convencida de que tiene mucha idea y de que esa idea es la única postura válida) y acá estamos. Todavía no nos extinguimos y los psicoanalistas tienen bocha de trabajo.

myfavoritejoke
What do you mean, ‘if’?

Más allá de las décadas que voy a pasar sin dormir, de lo que el embarazo, la lactancia y el puerperio le hayan hecho a mi cuerpo, y de todos los momentos maravillosos y sorprendentes que voy a atravesar, hay algo que no va a cambiar nunca: siempre voy a estar preocupada por mi hijo. Siempre. Me pregunto de dónde viene esta preocupación que me llena de angustia y de cierta nostalgia ¿Será biológica? ¿Instintiva? ¿Es sólo producto de mi neurosis y esto en realidad no le pasa a todo el mundo? Es un desasosiego desconcertante.  Esta personita a quien amo hasta el cansancio va a estar siempre en mi cabeza nublando mi juicio, dándole forma a mi día y afectando todas mis decisiones. Absolutamente todas.

Yo no me sentía para nada preparada para traer a alguien más al mundo, claramente. Además de mantenerlo vivo (yo, que se me mueren hasta los cactus) tengo la responsabilidad de enseñarle a conducirse en el mundo, de enseñarle la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, de ayudarlo a desarrollar todo su potencial sin que se haga daño. Él es mío, pero al mismo tiempo no.  Es una sensación muy vertiginosa, y lo noto más con el paso del tiempo, con lo rápido que dejó de ser un bebé a pesar de que los primeros meses parecían interminables, y con la repentina comprensión de mi propia mortalidad.

Supongo que con los años me iré ajustando mejor a mi nueva realidad de estar atada por un hilo invisible que me tira cada vez que me alejo un poquito. Y sé que lo máximo a lo que puedo aspirar es a disfrutar todo el tiempo que podamos compartir juntos, los tres, tratar de darle todas las herramientas a mi alcance y esperar que pueda aprovechar al máximo lo que la vida tiene para ofrecer para que sea feliz y contribuya a hacer del mundo un lugar mejor. Es una felicidad desesperantemente trepidante. Y no la cambiaría por nada.

(Cosas que no entraban en un solo paréntesis)

  • Me pasé los últimos 6 meses del embarazo mirando Friends desde la primera temporada y por eso ahora Orión cada vez que escucha la presentación, viene corriendo se queda tildado mirando con cara de «esto lo conozco, ¿pero de dónde…? Is that the song of my people?»
  • Ross y yo tuvimos la misma reacción después de las palabras de Susan.
  • El pasaje con la broma en inglés es del cuento «La historia de tu vida» («Story of Your Life«) de Ted Chiang. Que no puede más de genial.
  • Lo que más me emociona y reconforta de mi vida como adulta responsable y de toda esta felicidad es tener a Capitán Considerado en el mismo barco. Yo no sé cómo voy a resultar yo como mamá, pero de lo que sí estoy segura es que Orión tiene al mejor papá del mundo. ❤

Hello Again

Confieso que pienso muy seguido en él. En todas las cosas que quisiera contarle, que no me olvido de las cosas que le compartí, y que para mí es importante saber que sigue ahí, como ese amigo y cómplice que recuerdo con cariño. Así que decidí que es tiempo de volver y contarle cosas de nuevo a mi viejo y fiel blogcito.

I'm_back_baby!

Me está costando empezar estas primeras oraciones, supongo que porque perdí el hábito de sentarme a escribir. Espero que sea como andar en bicicleta, aunque hace más de 18 años que no me subo a una bicicleta de verdad, y si lo hiciera, probablemente terminaría desparramada en el suelo. Anyway, here we go.

Todavía me estoy acomodando en la adultez y en mi nuevo rol de mamá y de señora casada (yep, that happened). Es una situación rara porque definitivamente no me doy por aludida cuando me dicen señora. En mi cabeza sigo teniendo ventipoquitos, y probablemente así sea. El caso es que ya estoy en esa edad en la que la gente empieza a tener bebés apropósito, y en el que news feed de mi cuenta de Facebook está inundado de fotos de casamientos, compromisos y otras yerbas alike.

Hace unos días estuve releyendo las cosas que escribí acá, y para alguien que está obsesionada con viajar en el tiempo descubrí que si realmente pudiese volver atrás o viajar al futuro me la pasaría gritándome ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO, TARADA?!. No es que necesariamente me arrepienta de todo lo que escribí públicamente, pero sí me doy cuenta que no soy exactamente la misma que era cuando escribía hace 6 o 7 años. Y supongo que eso me alegra un poco.

Tengo varias cosas nuevas para reflexionar. Estoy frecuentando nuevos entornos y me estoy permitiendo cosas que antes me daban un poquito de vértigo (the good kind). El monólogo interno no se apagó, solo estuvo ocupado con métodos de crianza, pañales y canciones para dormir. Now it’s back, así que lamento informarles (not really) que voy a estar apareciendo de nuevo por acá.

So…stay tuned. Or not, yo les aviso.

What else is new:

No me arrepiento de ninguna de las entradas de este blog porque, en parte, hicieron que Capitán Considerado quisiera casarse conmigo. Aparentemente le gusta lo que escribí y lo que escribo. Ni yo lo puedo creer.

Hablando de métodos de crianza, paso a contarles acerca del mejor blog de crianza del mundo, para que pasen, vean, comenten y se informen: https://criandolibres.wordpress.com/

Y hablando de canciones para dormir, esta por lo general hace magia:

Carrie Bradshaw del surrealismo

 

And that I probably shouldn’t have watched Sex & The City so much.

En alguna parte leí un mito que dice que cada siete años somos básicamente una persona distinta porque ese es el tiempo que le toma a todas las células de nuestro cuerpo regenerarse. Informándome al respecto, porque internet existe, resulta que no es tan así. Pero sí me enteré que el cerebro está constantemente formando conexiones nuevas y destruyendo conexiones viejas, y en alguna medida son esas conexiones las que hacen que nosotros seamos nosotros. Así que it’s safe to say que cambiamos quienes somos muy seguido, mayormente sin darnos cuenta, y con frecuencia hasta que no nos reconocemos.

Hoy me sorprendí haciendo zapping a las 3:14 de la mañana, mientras aprovechaba el silencio en casa y me tomaba un break de una traducción de geomecánica. Me colgué mirando la película de Sex & The City y horrorizada me di cuenta de que me sabía muchos diálogos de memoria. Claro que pensándolo bien, además de conocerme la película de memoria, probablemente también me sé de memoria toda la serie. Y con un poco de alivio llegué a la conclusión de que salvo por algunas amistades entrañables, algunos muebles y mi talento para preparar chocotortas, ya no soy la misma chica que miraba Sex & The City hace unos 8 años atrás. Sí, ocho.

Todos hicimos cosas de las que nos avergonzamos cuando éramos chicos…o jóvenes, o cuando no éramos quienes somos ahora. A mí me avergüenzan mis años minitah crédula, because I knew better y sobre todo porque siento que todo eso me consumió mucho tiempo, nubló mi juicio, y definitivamente no me hizo mejor persona en ningún aspecto. Pero tenía 22 años y ni la más pálida idea de cómo manejarme en el mundo, porque no hay manuales para ser adultos responsables, auténticos e independientes….y mucho menos manuales para ser mujeres adultas, auténticas e independientes. Carrie Bradshaw me compró con su glamour, su monólogo pseudo-feminista* y algunos personajes pintorescamente maravillosos que la amaban. Yo no aspiraba a ser Carrie Bradshaw, pero disfrutaba de la fantasía. Durante mis veinti-algos mi cerebro le bajó la espuma a su chocolate y pasó por alto un montón de cosas que hoy me parecen imperdonables de Carrie, sus amigas y su doble discurso de la definición de mujer.

Me alegra saber que ya no soy esa muchacha de 22 años inspirada por una mujer caprichosa de 40 y que puedo aprender de mis ¿errores? ¿tropiezos? sin sentir que me tengo que aferrar a una identidad de por vida sólo para satisfacer ese precepto ridículo de que hay que ser constantes en nuestras opiniones y valores. A los 22 años mis opiniones y valores eran muy pocos y no valían ni la mitad de lo que yo creía. Así también aprendí a no tomar mis opiniones y mi visión del mundo tan en serio, porque es evidente que siempre me falta algo.

Mi nueva fantasía es viajar en el tiempo (bueno, esa siempre fue una fantasía recurrente) y conversar con mi yo de hace 8 años y mostrarle otras cosas, sentarla a mirar Doctor Who y Twin Peaks y contarle que de grande va a recuperar lo que de chiquita la inspiraba a fantasear con viajar en el tiempo, la ciencia ficción y la historia. Le contaría que los dramas de Carrie se los busca ella sola porque es una boluda importante y que probablemente a ella le esté pasando algo parecido con otro(s) Mr. Big; que mejor se deje de pavadas, se ponga a hacer ejercicio, comer mejor y disfrutar esos valiosos años de juventud en cosas que la enriquezcan. Ah, y que no espere tanto para volver al violín y animarse al ukelele.

 

https://www.youtube.com/watch?v=jlUXIfPt5tk

 

All Things Mommy

Esta gente nunca educó a nadie antes
Esta gente nunca educó a nadie antes

Tardé unos 6 meses en sentarme a escribir y terminar esta entrada. Generalmente porque cuando por fin podía sentarme frente a la compu y abrir WordPress, me daba cuenta de que eran las 3:15 a.m. y al día siguiente (o en un rato más) tenía que estar más o menos lúcida para seguir con mi rutina de traductora / intérprete-oficinista-cocinera experimental -novia-hermana y ahora mamá. Cosa que finalmente resulta casi imposible porque el bebé ahora se despierta mucho de noche y hace practicamente un año que mi cerebro funciona con menos de 5 horas seguidas de descanso. Y bien digo un año porque intentar dormir decentemente con una panza de 7 meses is not a task for the faint.

Antes de seguir quiero pedirle un pequeña disculpa a la madre naturaleza, porque aunque no esté de acuerdo con los métodos reproductivos que ideó para nuestra especie o lo awkward y potencialmente ineficiente que me resulta el funcionamiento de la anatomía femenina, tengo que agradecerle que me haya mantenido viva y relativamente cuerda con el cerebro a media máquina. Por lo menos hasta ahora.

Una vez hablé de todos los roles que nos tocan cumplir a lo largo de nuestra vida. Honestamente nunca pensé que me fuera a tocar este. Es como cuando te toca el papel principal en una obra de teatro de la que habías escuchado hablar un montón y que aparentemente era un éxito, pero que ni a palos te veías yendo a ver. Y ahí estás, en el escenario, sin guión, a oscuras y con un mini director a los gritos que no sabe pedirte lo que quiere, pero que necesita que lo hagas ya. Yo por suerte comparto el protagónico con otro chico que a veces está tan perdido y aturdido como yo, pero que no duda en salir front and center a pilotear las exigencias que balbucea el mini director.

Cuando estaba embarazada, me cansé de escuchar que me dijeran con un optimismo casi compulsivo «El bebé te va a cambiar la vida». La maternidad más que cambiarnos la vida nos modifica y renueva de un modo violento, pero debajo de todo lo nuevo una sigue siendo más o menos la misma persona. Y creo que eso es lo difícil y lo más impactante de este nuevo rol: que nos deja lejos de lo que una conocía de sí misma, y deja la individualidad en otro plano al que cuesta mucho volver. Y sí, pasás a ser una persona nueva, pero no una persona que necesariamente reconozcas como vos.

Todavía me cuesta encontrarme en esta versión mía que no puede dejar de sacarle fotos al bebé cada vez que hace algo remotamente nuevo, que reniega de la burocracia sanitaria del país porque hay faltante de vacunas, y que cuando va a Farmacity se demora boludeando en la góndola de pavadas para bebés. Me cuesta porque aún en pleno siglo XXI, la maternidad no se percibe únicamente como la relación que tenemos con nuestros hijos, y en cambio se la ve como un estilo de vida, o una identidad con exigencias y expectativas que eclipsan todo lo demás en la vida de una mujer.

Mi experiencia hasta ahora, y sobre todo mi propia madre, me dicen que de a poquito se van a ir prendiendo más luces en el escenario. Entre acto y acto voy a ir aprendiendo a descifrar (no sin equivocarme) qué dice el guión y que hay que hacer y decir para mantener sano, feliz y sobre todo vivo al mini director; sin renunciar a la mujer que era ni a la que quiero ser, y pudiendo sentime a gusto en todos los otros roles que quiera interpretar.

Didascalias

Creo que la peor parte de este papel y de esta obra, es que en el público son todos críticos.

De forma muy siniestra, Farmacity se las arregla para quedarse con buena parte de mi sueldo sin importar en qué etapa de la vida me encuentre.

http://www.youtube.com/watch?v=WQlImg2bm28

Hijito a cassette

mafalda_cassette

Si tengo que ser muy honesta, todavía no entiendo nada. Me invade una sensación de pánico y asombro que me resulta muy difícil de describir y de asimilar. La naturaleza es muy extraña…y muy insensible también. Este es uno de esos momentos de desilusión y desesperación porque nada es como lo pintan en las películas o las propagandas de pañales. Como cuando descubrí que detrás de su magia Papá Noel escondía todo un sistema capitalista-consumista, pero que al final igual hay regalos. Estar embarazada tiene poquísimo de mágico y muchos momentos de «a quién se le ocurrió que estar embarazada era milagroso», pero al final también hay regalos (y descendencia genética). Debo aclarar, que particularmente, mi cuerpo es lo más comparable a un monoambiente refaccionado con bajo presupuesto donde apenas entraba yo, así que se está haciendo difícil convivir de a dos. Me dijeron que ya pasó lo peor (igual siento que hay algo que me están ocultando)

Repito que la naturaleza es muy extraña, y que a esta altura, después de casi 30 años de haber nacido mujer, dudo que el título de «Madre naturaleza» sea el más apropiado para este ente al que, o bien le faltaron unas cuantas materias para recibirse antes de largarse con el diseño de la anatomía femenina o simplemente nos odia.

Debo admitir que tenía mis reservas acerca de traer gente nueva al mundo, no sólo porque me hubiese gustado traerlo a un mundo donde al menos no nos matemos y torturemos unos a otros por cosas que no entendemos, sino que además, me pesa y me aterra la responsabilidad de tener que educar y criar a un futuro ciudadano del mundo bajo mi propia experiencia y mis conceptos de lo que está bien y está mal, porque no entiendo nada y no sé ni por donde empezar.

Por fortuna, cuento con un superhéroe en casa, que lo primero que me dijo cuando me vio horrorizada de alegría ante nuestra nueva situación fue «esto va a ser una aventura, vas a ver. Vino un poco antes de lo planeado pero somos nosotros dos, no tiene porqué no ser divertido.»  Así que prefiero creer que en lugar de estar trayendo gente nueva al mundo para sumar al caos, quizás estamos trayendo ayuda para sacarnos un poco de este lío. O al menos así va a ser teniendo a Capitán Considerado de mi lado que además, como superhéroe organizado que es, ya consiguió el manual de instrucciones para que esto no nos tome tan desprevenidos.

Veremos entonces qué (o quién) sale de todo esto. Mientras tanto, me dedico a pasar las últimas 8 semanas (o últimos dos meses para quienes no hablan en sistema-métrico-embarazada) sintiendo cómo tengo una casi-persona que parece no encontrar posición cómoda y cuya agenda diaria consiste en patearme las costillas, tener hipo y practicar pasos de breakdance en mi útero.

Todavía no sé si esto es «lo más lindo que puede pasarle a una mujer» si bien cada tanto las hormonas hacen lo suyo tratando de convencerme de que la lumbalgia y la gravedad aumentada son parte de la magia, todavía me despierto a la mañana y lo primero que pienso es «Uy, cierto que estoy re embarazada».

Some other perks:

  • Durante estos últimos meses comprobé que el mito de Pregnancy Brain es algo muy tangible, porque las hormonas te apagan un poco el cerebro: le hice seña al subte para que parara, le dije a un cliente por mail que «lo quería mucho», puse a calentar las empanadas en el freezer y tuve episodios en los que buscaba desesperadamente cosas que obviamente tenía en la mano.
  • Si bien Capitán Considerado quiere el manual (y estoy haciendo todo lo posible por conseguirlo) yo quiero este libro.
  • Descubrí que ponerle nombre a una persona (y ponerse de acuerdo con otra) es muy muy difícil, pero en el camino encontramos un montón de nombres geniales para nuestras futuras mascotas.

Multiverso

A mí me preocupa la multiplicidad de universos. Bueno…No, no me preocupa, me intriga y me da una impotencia terrible, hija de la curiosidad, porque estoy atrapada solamente en este, y no tengo ni una ventanita para ver en qué andaran mis copias, o dónde estaría si en lugar de haber subido por el ascensor, hubiese ido por las escaleras

Escuché alguna vez, en alguna parte, esta teoría que dice que cuando tenemos que tomar una decisión, ya sea entre té o café a la mañana, el universo se divide entre las opciones posibles y en una línea elegimos el té y en la otra el café, y de ahí se desencadenan todas las posibilidades que nacen a partir de esa sola acción.

Ahora, multipliquen esa cantidad de sub-universos y súmenle los que nacen* a partir de las decisiones de los demás, que directa o indirectamente nos afectan (como el colectivero que cruza el semáforo en rojo, o ese médico traumatólogo demasiado soberbio para admitir que no sabía lo que estaba haciendo) No estoy segura de que mis neuronas me alcancen para poder entender claramente lo que todo eso implica y como se compondría esta multiplicidad, sobre la que no puedo hacer absolutamente nada, más que apenas imaginar que probable o improbablemente, en otro lado y en otro momento, todo lo que podría suceder, sucede (y se repite infinitamente).

Toda esta reflexión, que no hace más que provocarme mucho vértigo, nació del overthinking latente que se instala cuando tenemos que tomar pequeñas desiciones que pensamos que cambian todo. Esto lo observo mucho bajo la etiqueta de indesición o de miedo, y me puedo identificar, porque yo también recuerdo haber meditado durante más de dos horas si le mandaba o no un sms al chico que me gustaba para invitarlo a comer canelones a casa. Entonces me pregunto si estas mini desiciones que nos dan la impresión de  alterar determinantemente el curso de nuestras vidas realmente cambian algo. Fundamentalmente, me gustaría pensar que no, y que como describía Fredkin en su paradoja, mientras menos significativos sean los resultados de nuestras desiciones, más nos va a costar tomarlas.

Si alguna de mis copias me preguntara en qué clase universo me tocó existir, le contaría que este universo se rige por la ironía y por las casualidades (que a veces no son causa de nada, no todo tiene un porqué comprensible). En este universo las cosas que esperamos una vida llegan un año más tarde, o a veces 15 minutos antes que nosotros. En este universo, a Alemania le ganamos 4 a 2 un mes y medio después del mundial, el 107 pasa vacío cuando estamos a 10 metros de la parada, empieza a diluviar 3 cuadras después de haberte olvidado el paraguas en la oficina, el chico con el que no querías saber nada de nada termina siendo tu persona favorita en el mundo y la profesora que no te bancaste en tus 5 años de secundario es la que en la facultad decide si te recibís o no… I could go on.
Quizás, el solo hecho de que existan copias nuestras por ahí, a las que les sale todo bien y según lo deseado/esperado, pero que no somos nosotros, sea la ironía más grande de todas.

No me acuerdo si fue un poema de Dos Corazones o el horóscopo el que me dijo una vez que somos la suma de nuestras decisiones. Yo creo que más bien somos una ecuación compleja conformada por lo que elegimos, lo que dejamos pasar, las posibilidades que no están a nuestro alcance y que el resultado no es un una sola persona, sino más bien un entorno y un sistema infinito, muchas veces arbitrario, que da lugar a posibilidades nuevas y quizás a otros universos.

En otro orden de cosas:

A la mañana entre té y café, prefiero el mate o una Cindor, o un licuado.

El chico que me gustaba se terminó perdiendo los canelones, porque nunca vino.

Toda esta reflexión que no nos lleva a ningún lado, en realidad era una excusa para compartirles el video del principio.