Mono no aware

«Mono no aware» es el concepto japonés de admiración y nostalgia por lo efímero. El ejemplo más práctico es la apreciación del florecimiento de los cerezos. La flor del cerezo es bella pero trágicamente muy efímera. Esa brevedad es justamente lo que conmueve. Se admiran con sensibilidad, pero también con cierta melancolía.

Hace como 18 meses que vengo escribiendo y borrando este post. No porque no me convenza el resultado final (nunca me convence), sino porque no estaba segura de lo que quería decir.
Escribir acá me recuerda, salvando las distancias abismales, a los conejitos que vomitaba el protagonista de Carta a una señorita en París de Cortázar. Son ideas que me hacen cosquillas en el cerebro, que normalmente me toman por sorpresa, y que la única forma de extraerlas es escribiendo. Empiezan chiquitas e inofensivas, pero terminan creciendo y la forma final me termina disgustando. Lo difícil es que no siempre sé de antemano qué quiero decir o a dónde intento llegar con mi divague hasta que termino de escribir. Claro que después de 18 meses (y más también) perdí el hábito y esto me está costando mucho más que hace nueve años.

Estoy pasando por la que creo que es mi primera crisis existencial propiamente dicha, y no sé si de esto se sale. Es como cuando somos chicos y aprendemos una verdad que cambia todo, como que Papá Noel no existe; de eso no se vuelve. Intenté de nuevo con terapia para tratar de elaborar esta crisis un poco mejor y convivir un poco menos angustiada, pero todavía no progresé mucho.

Desde que soy mamá siento que me abrieron una puertita en el cerebro y en el corazón que dejó entrar un montón de incertidumbres y angustias que felizmente ignoraba acerca de mi propia existencia pero que se hicieron muy evidentes cuando tuve que detenerme a contemplar y criar a otra persona. Es muy extraño, o al menos muy extraño para mí, cómo toda la felicidad junta que nació con él también trajo de la mano toda esta melancolía y nostalgia constante, sobre todo en los momentos felices que afortunadamente son muchos. Es como si estuviese mirándome a mí misma desde el futuro, añorando el momento que estoy viviendo en el presente, con muchísima nostalgia de saber que ya se termina y no voy a volver a pasar por acá. Mi teoría es que todo esto es producto del vértigo que me da el «crecen muy rápido», porque en realidad no crecen rápido, solo no se puede rebobinar y volver a vivir y disfrutar todo de nuevo. Crecen una única vez y nuestro tiempo con ellos, o nuestro tiempo en general, es limitado .The days are REALLY long, but the years are short.

Creo que hay que prestarle atención a esta sensación de nostalgia anticipada, porque me ayuda a darme cuenta que gran parte del tiempo que pierdo con preocupaciones cotidianas, son cosas que a futuro me van a pesar. Yo sé que, por ejemplo, en 25 años cuando Mordelón esté teniendo aventuras lejos mío posiblemente en el espacio exterior, voy a sentir mucha nostalgia por los momentos en los que no me pude sentar a jugar en el suelo con él a armar trenes porque tenía que hacer trámites en AFIP. A veces me pregunto, con mucha culpa, si sabiendo lo que sé ahora, o si con todas estas preguntas, mi decisión de traer al mundo a una persona hubiese sido la misma, o si cambiaría algo.

Mi conclusión es que teniendo presente que una buena vida no es inmune a la tristeza y a las pérdidas, y sabiendo más o menos de qué se trata este viaje, y cuál es el final de esta historia, todos los momentos son bienvenidos. Quizás, y esto no es información nueva para la humanidad, esta conciencia constante sobre la transitoriedad de las cosas y la melancolía que evoca esta angustia, sean el precio o el impulsor de todos los momentos que nos traen felicidad, nos llenan el corazón y lo que nos permite apreciar su singularidad y belleza.

Some additional fleeting thougts:
– AFIP nos roba mucho tiempo (sí, entre otras cosas), pero también es cierto que si no hiciera trámites en AFIP o no cumpliera con el resto de mis responsabilidades de adulta tampoco podría criar o cuidar de nadie. Igualmente tengo la convicción férrea de que muchas de estas responsabilidades y reglas del mundo adulto las inventó gente que no tenía muy en claro que un día nos morimos y no podemos malgastar cuatro horas esperando para que nos den un papelito con un sello que hay que renovar cada 12 meses para que me saquen plata que conseguí teniendo que sacrificar horas al lado de mi familia. Pero esto es un tema para otro post.

– Capitán Considerado y yo decidimos que no vamos a criar a Mordelón con el mito de Papá Noel, sencillamente porque nos parece innecesario (e irrespetuoso) mentirle para nuestra satisfacción o para cumplir con una tradición. Creo que nos podemos hacer regalos y celebrar que nos queremos sin mentiras de por medio, por más blancas que sean. A los adultos nos puede parecer una pavada, pero para una cabecita de cuatro años, que todavía está tratando de entender de qué se trata el mundo es un mal trago. Qué se yo, es ahorrarles al menos una decepción.

– Esta sensación de nostalgia anticipada no solo la siento con la maternidad, sino que empecé a verla en todas partes: en las comidas familiares, en los abrazos de Capitán Considerado, en cafés y charlas compartidas con amigos y en todos los momentos a los que quisiera poder volver.

– Parte de esta crisis existencial también se la debo a este libro que terminé de David Benatar y sus ideas.