All Things Mommy

Esta gente nunca educó a nadie antes
Esta gente nunca educó a nadie antes

Tardé unos 6 meses en sentarme a escribir y terminar esta entrada. Generalmente porque cuando por fin podía sentarme frente a la compu y abrir WordPress, me daba cuenta de que eran las 3:15 a.m. y al día siguiente (o en un rato más) tenía que estar más o menos lúcida para seguir con mi rutina de traductora / intérprete-oficinista-cocinera experimental -novia-hermana y ahora mamá. Cosa que finalmente resulta casi imposible porque el bebé ahora se despierta mucho de noche y hace practicamente un año que mi cerebro funciona con menos de 5 horas seguidas de descanso. Y bien digo un año porque intentar dormir decentemente con una panza de 7 meses is not a task for the faint.

Antes de seguir quiero pedirle un pequeña disculpa a la madre naturaleza, porque aunque no esté de acuerdo con los métodos reproductivos que ideó para nuestra especie o lo awkward y potencialmente ineficiente que me resulta el funcionamiento de la anatomía femenina, tengo que agradecerle que me haya mantenido viva y relativamente cuerda con el cerebro a media máquina. Por lo menos hasta ahora.

Una vez hablé de todos los roles que nos tocan cumplir a lo largo de nuestra vida. Honestamente nunca pensé que me fuera a tocar este. Es como cuando te toca el papel principal en una obra de teatro de la que habías escuchado hablar un montón y que aparentemente era un éxito, pero que ni a palos te veías yendo a ver. Y ahí estás, en el escenario, sin guión, a oscuras y con un mini director a los gritos que no sabe pedirte lo que quiere, pero que necesita que lo hagas ya. Yo por suerte comparto el protagónico con otro chico que a veces está tan perdido y aturdido como yo, pero que no duda en salir front and center a pilotear las exigencias que balbucea el mini director.

Cuando estaba embarazada, me cansé de escuchar que me dijeran con un optimismo casi compulsivo «El bebé te va a cambiar la vida». La maternidad más que cambiarnos la vida nos modifica y renueva de un modo violento, pero debajo de todo lo nuevo una sigue siendo más o menos la misma persona. Y creo que eso es lo difícil y lo más impactante de este nuevo rol: que nos deja lejos de lo que una conocía de sí misma, y deja la individualidad en otro plano al que cuesta mucho volver. Y sí, pasás a ser una persona nueva, pero no una persona que necesariamente reconozcas como vos.

Todavía me cuesta encontrarme en esta versión mía que no puede dejar de sacarle fotos al bebé cada vez que hace algo remotamente nuevo, que reniega de la burocracia sanitaria del país porque hay faltante de vacunas, y que cuando va a Farmacity se demora boludeando en la góndola de pavadas para bebés. Me cuesta porque aún en pleno siglo XXI, la maternidad no se percibe únicamente como la relación que tenemos con nuestros hijos, y en cambio se la ve como un estilo de vida, o una identidad con exigencias y expectativas que eclipsan todo lo demás en la vida de una mujer.

Mi experiencia hasta ahora, y sobre todo mi propia madre, me dicen que de a poquito se van a ir prendiendo más luces en el escenario. Entre acto y acto voy a ir aprendiendo a descifrar (no sin equivocarme) qué dice el guión y que hay que hacer y decir para mantener sano, feliz y sobre todo vivo al mini director; sin renunciar a la mujer que era ni a la que quiero ser, y pudiendo sentime a gusto en todos los otros roles que quiera interpretar.

Didascalias

Creo que la peor parte de este papel y de esta obra, es que en el público son todos críticos.

De forma muy siniestra, Farmacity se las arregla para quedarse con buena parte de mi sueldo sin importar en qué etapa de la vida me encuentre.

http://www.youtube.com/watch?v=WQlImg2bm28

¿Y vos, nena, para cuándo?

Don't you just hate that?
Don’t you just hate that?

Cuando se tienen 27 años, se es la única mujer soltera en kilómetros a la redonda, y no hay nada mejor que hacer, parece que es menester que te pregunten, para cuándo un novio. En serio, la pregunta parece tener gravedad propia, y simplemente se desploma de la boca de tías y primas lejanas en una cena familiar, o de tu jefe en un almuerzo, o de alguna de esas ex compañeras del colegio que un día te agregaron a Facebook.

Tiene muchas otras versiones, «¿vos no tenés novio todavía? ¿pero no te gustaría casarte? ¿no estás saliendo con nadie? ¿seguís soltera?» , etc y nunca falta quien te dice a modo de cumplido «cómo puede ser que una chica como vos esté sola.»

Creería que después de muchos años de toparme con esta escena, tendría una buena respuesta para esa pregunta; porque ridículamente, siento que debo dejar satisfecha a la otra persona cuando me cuestiona por qué estoy sola. Como si tuviese que justificarme, aún cuando la desición es mía y quien me lo pregunta no me importa. Como si fuese asunto de toda esa gente que mi ex novio haya dejado de quererme, o que el hombre del que me enamoré, no se haya enamorado de mí. Es una pregunta de mierda. Debería ser igual de maleducada o impertinente que preguntarle a alguien cúanto dinero gana, o por qué no tiene hijos.

Habiendo tantas otras cosas en el universo para alimentar nuestra curiosidad, las tías, las primas, los jefes y las ex compañeras, se interesan en la vida amorosa de una. Como si fuese una cuestión de equilibrio cósmico.

Aún así, todavía no encontré una respuesta que en lugar de ponerme incómoda a mí, que estaba feliz minding my own business, ponga incómoda y en falta a la otra persona, y la haga sentir mal, pero diplomáticamente, sin mandar a nadie a la mierda, (al menos no de manera explícita.)

Lo que más me molesta de toda esta cuestión, es que me moleste; que de hecho le esté dedicando un post en el blog, cuando en realidad, pensaba relatar mi experiencia de una noche as a wingwoman. Pero, supongo que a modo de expresión personal, quería dejar en claro que es una pregunta de mierda, no se la hagan a nadie, dejen a la gente en paz, porque no hay crítica o consejo, declaración o insight que puedan aportar, que vaya a cambiar la vida de nadie. Y para mis congéneres, les dejo esto: fijate que en general, quienes te hacen esta pregunta, son personas cuya opinión realmente, te importa un pito.

Hice una encuesta, y algunas buenas respuestas son:

  • ¿Un novio? Me arruga la ropa.
  • ¿Vos seguís casada?
  • Todavía no encuentro el que me pague el all inclusive a la Polinesia.
  • Es que desde la cirugía de cambio de sexo todavía me animé a salir con nadie.
  • Y…ahora que está la ley de matrimonio igualitario, en cualquier momento me caso.
  • Noooo, mi papá no me deja.
  • Es que soy comunista.
  • Me dejé al chico en la otra cartera.
  • Depende de quién pregunte.
  • Porque tengo un blog.

El Mito de la Falsa Chica Geek

Siendo que me encuentro en plena sequía de ideas publicables propias. Decidí hacer uso de mis habilidades de traducción y compartir esta, que me gustó mucho. Se trata de un artículo de io9, publicado por Jay Edidin, a quién le pedí autorización para traducir y difundir su artículo. Me gustó mucho, y si no conocen io9, creo que es momento de que lo hagan.

El artículo original está acá y se llama «The Myth of The Fake Geek Girl» – (PS: Thank you Jay!!!)

So here it goes.

He estado pensando acerca de las falsas chicas geek, y más aún, en la tenacidad con la que la comunidad geek se ha aferrado al desasosiego de la falsa chica geek. Aún, en una comunidad tan beligerante, la intensidad y el nivel de acidez dirigido hacia la falsa chica geek, son inauditos. Es sencillamente muy extraño.

Pero, ¿qué hace que la falsa chica geek sea una idea tan amenazante? ¿Qué es lo que amenaza, exactamente?

La palabra «Geek» es un sustantivo que ya tiene un género asociado. Existe una GeekGirlCon (o convención de chicas geek) pero no una GeekGuyCon (o convención de chicos geek), por la sencilla razón de que todas las Con, son convenciones de chicos geeks, a menos que se especifique lo contrario. Uno no dice «chicos geeks» del mismo modo que utiliza «chicas geeks»; una vez que se usó el «geek» la parte de «chico» ya se sobreentiende.

Cuando una etiqueta viene con género asociado, lleva consigo todo el bagaje relacionado. ¿Qué significa esto para los geeks? Bien, nosotros culturalmente, regulamos la masculinidad muy de cerca. Es valiosa en formas en que la femineidad no lo es, y eso también hace que sea más frágil. Las peores cosas que se le pueden decir a un hombre son las que cuestionen su masculinidad, o peor, las que los hagan femeninos. Hasta «nena» o «minita» se suelen usar mucho como insulto.

Tómense un minuto para reflexionar qué significa eso para las mujeres, pero también para los hombres; y particularmente para la forma en la que se les enseña a los hombres a ver a las mujeres. Las mujeres en un ámbito masculino se vuelven una amenaza. Tiñen lo que tocan por asociación. Es comprensible que a una mujer le gusten cosas de hombres, casi como una mejora; pero si a un hombre le gusten cosas de mujeres, se trata de un defecto.

Si empezamos por ahí, es fácil ver cómo nos hemos predispuesto a ver a las mujeres que se identifican con la cultura geek, con cierta sospecha. Son «el otro». No cuadran dentro de la narrativa. Necesitan otros adjetivos, no solo «geeks» sino «chicas geek», lo que ya las aleja del geek genuino.

Entonces, cuando digo que «geek» es un sustantivo con género asociado, y que por defecto es masculino, estoy diciendo algo acerca de como interactúa con una escala de valores culturales, y por añadidura, también estoy diciendo algo acerca del valor de la identidad masculina para la comunidad geek.

Al mismo tiempo, la cultura geek es una panacea para los muchachos que no quieren, o no pueden, caer en el lugar común de la parafernalia cultural y los valores tradicionales de la masculinidad. Al menos, en teoría, la cultura geek promueve un modelo de masculinidad más cerebral y menos violento, respaldado por una escala de valores alternativos. Sin embargo, el costo social de este modelo alternativo, ya sea elegido o impuesto, es muy alto, y con frecuencia se paga de forma violenta, física o socialmente. La marginalidad, es un lugar peligroso para vivir, que nos predispone a estar a la defensiva, ansiosos por crear nuestra propia aproximación de un centro. En lugar de rechazar la dualidad rígida de la cultura de la que nominalmente nos liberamos, la comunidad geek la intensifica, condensada por la amargura defensiva que acompaña a la marginalización. Entonces, la masculinidad se vigila con muchísima agresividad en las comunidades geek, tanto como en cualquier vestuario o cancha de fútbol.

Entonces, no es ninguna sorpresa que una mujer inmersa en la cultura geek, durante mucho tiempo fuese considerado poco común. «Chica» y «geek» eran una dicotomía de suma cero: para reclamar un título, había que renunciar al otro. Sin embargo, recientemente hubo cambio drástico, un repentino aumento no solo en la visibilidad de mujeres en la cultura geek, sino también en la popularidad de ciertas vías tradicionalmente femeninas, comprometidas con esa cultura; cosas como el cosplay o el crafting, ambas areas abrumadoramente femeninas. Al mismo tiempo, las mujeres están encontrando maneras de reconciliar lo geek con lo femenino, lo que significa que esa identidad geek ya no es irreprochablemente masculina. Por primera vez, existe una faceta de la cultura geek, que no solo es una mayoría de mujeres, sino que es descaradamente femenina, en una cultura donde la feminización está directamente atada al menosprecio.

Todo esto sucede en una comunidad preparada para responder de manera agresiva a los recién llegados, y particularmente a las mujeres recién llegadas. A veces, esta hostilidad decanta en agresión directa. A veces de manera sutil, en forma de desafío permanente o de desestimación de la identidad. De este modo, se da esta nueva diferenciación de los geeks «reales» vs. «falsos», en la cual lo «real» está convenientemente identificado bajo modalidades tradicionalmente dominadas por hombres.

Acotando esta definición y asegurándose de que desaliente a los novatos, también garantiza una dotación de acérrimas aliadas femeninas. Para quienes tuvimos que dejar en la puerta aspectos significativos de nuestra identidad, no es difícil ver a las nuevas generaciones de chicas geek como intrusas, alcanzando gratis  lugares donde nosotras tuvimos que abrirnos paso trabajosamente. Cuando una es parte de una minoría, es fácil caer en la falacia reduccionista que dicta que hay una sola manera de ser una mujer (o discapacitada, o negra, o excéntrica, etc) en la cultura geek, y que quien encare esa identidad desde otro ángulo amenaza tu derecho a esa misma identidad; lo cual no es muy diferente de la propia lucha de la cultura geek para mantener una identidad discreta mientras nuestro retrato y nuestro medio, se infiltran en la cultura predominante. Si esas personas pueden ser geeks, ¿qué queda entonces para mí?  Y si el club es tan grande, a la larga ¿vale la pena ser miembro?

La verdad, por supuesto, es que no se trata de un juego de suma cero: la misantropía y el hostigamiento por la identidad van a consumir a la cultura geek más rápida y profundamente que cualquier legión de intrusos imaginarios. Por décadas nos hemos enorgullecido de ser trasgresores, visionarios, dispuestos a cuestionar las normas culturales y pensar más allá de los límites impuestos. Imaginen qué tan lejos podríamos llegar si pudiésemos también dejar de reemplazarlos por límites diseñados por nosotros mismos.

Pobre Chica Cosmo… (via tecontaretodo)

Yo estoy con «writer’s block» así que me pareció una excelente oportunidad para que se distraigan de las sandeces que escribo yo y lean este post; que es genial – y que sin duda los va a divertir!

Pobre Chica Cosmo... Lucrecia me va a volver loco. Desde que lee la Cosmopolitan no la entiendo. Antes los domingos nos tomábamos unos mates tranquilos mirando la tele, y ahora de repente me manotea el escroto y me lo deja a la miseria. O se pasa media hora por reloj lamiéndome una tetilla haciendo la vertical, cuando cinco minutos antes la estaba ayudando a separar la ropa blanca de la de color. Modestamente, yo soy un tipo simple, abierto, la dejo que haga lo que q … Read More

via tecontaretodo