404 Not Found

...I get that a lot.
404 Error
We’re sorry but the man you were trying to search:
1. Does not exist
2. It’s a myth
3. Transcends all human understanding
4. Exists, but in a different universe
5. Died 3 years ago
6. Married Angelina Jolie
7. Has evolved to a higher plane of existence.

Ya me quedó clarísimo que me va a costar mucho enamorarme…o ¿volver a enamorarme? No puedo andar jactándome de tener expectativas altísimas, ni de buscarle el pelo al huevo (perdón por la metáfora); porque podría relatarles una listita de especímenes muy peculiares que vendría a refutar esa teoría. Ojo, en su momento, los quise mucho a todos, pero en retrospectiva bajo ningún punto de vista eran el hombre de mi vida.  No es que yo sea un super premio como mujer, disto muchísimo de serlo. Cierta vez, un ex o un amigo, o ambos, me dijo: «sos como esos perros chiquititos insoportables, que ladran ladran ladran, pero son re tiernos, y más cuando están enojados». Así que evidentemente, vengo a ser algo así como una mascota simpática, más que una buena pareja.

Igual temo que este desinterés sea una medida de self-preservation más que una verdadera falta de entusiasmo. Los hombres de los que probablemente me enamoraría, en general no se enamoran de mí, y si lo hacen, yo no me entero –  que es casi lo mismo. Así que para ahorrarme el sufrimiento que le sigue y el trámite de tener que desilusionarme después, procuro no meterme en esas. Voy aprendiendo, ¿vieron?

Una de las conclusiones a las que llegué en este autoanálisis, es que no me estoy enamorando, porque no sé qué estoy esperando encontrar; o dicho en criollo: no sé lo que quiero. Creo que no tengo un checklist de virtudes y atributos que debería tener mi pareja ideal. Así, dificilmente me de cuenta cuando alguien quiera deslumbrarme, e igual quiero que me deslumbren. ¿Esto es ser jodida?

Pero el amor y todo lo que lo adorna siguen siendo tema recurrente en el monólogo y el desorden de mi sinapsis. Yo espero que de alguna manera, estos 27 años que llevo meta vivir, sean la precuela de una buena historia con algún joven Paul Newman que haga que me duela la panza de risa, todo el cuerpo del sexo increíble que vamos a tener y el corazón, cuando después de muuuuucho tiempo juntos, él ya no esté.

Tengo muy a flor de piel, la sensación de que así como no existe alguien que nos complete, uno tampoco va a serlo todo para nadie. Pero por ahora no estoy encontrando quien me complete ni en un 30%….eso que soy mini y no hay mucho para completar.

Gabriela Acher dijo en uno de sus libros que, las mujeres, cuando no estamos enamoradas, nos aburrimos. Creo que tiene razón, y el aburrimiento es peligroso. He hecho un tremendo esfuerzo por no caer en los típicos errores hijos del aburrimiento; así que ya no tengo tarjetas de crédito, trato de no tener chocolates en casa,  y le di la patria potestad de mi pelo largo a mi peluquero amigo para que no me deje ni cortármelo ni teñírmelo. Lamentablemente sí caí en errores atípicos, pero al menos son novedad. Lo bueno de todo esto es que tengo un montón de tiempo libre, como por ejemplo, para escribir este post.

Cosas que pensé, pero no dije:

¿Paul Newman? ¡Ja! ¿No había dicho que mis expectativas no eran tan altas?

No enamorarme como una idiota de uno que me gusta un poquito, no es una mala noticia.

Y sí, por más que mi vida no esté atestada de Paul Newmans en este momento, no quiere decir que no haya gente que me guste, mucho.

No me quiero cortar el pelo, y jamás me haría un tatuaje…así que curo algo del aburrimiento cambiándole el look al blog. Ese es mi violín y mi vaquita de San Antonio.

¿Ya se dieron cuenta de que me gusta Fiona Apple?

No era un pájaro, no era un avión…Tampoco era Superman.

«So you’re six years old, you’re reading ‘Snow White and the Seven Dwarves,’ and it becomes rapidly obvious that there are only two kinds of men in the world: dwarves and Prince Charmings. And the odds are seven to one against your finding the prince.” (Emily Levine)

Hace no mucho dije que estaba difícil enamorarse hoy.  No estaba tan errada y eso que le puse onda y todo…Y temo no tener un chivo expiatorio creíble como haberme dejado engañar por Disney, mi autoestima o mi educación romántica.

Creo que las desilusiones nunca nos toman por sorpresa, al menos no del todo. En el fondo siempre supimos que Papá Noel no existía, que las cifras del INDEC son imprecisas y que tarde o temprano nos iban a terminar rompiendo el corazón.

Curiosamente venimos programados de fábrica para dejarnos mentir un poquito, y es algo que hacemos a voluntad, porque a quien no le gustan la magia y las ilusiones. Dudo muchísimo que las personas prefieran tener razón a ser felices – y se los digo yo que soy una neurótica de la última palabra. No estoy diciendo que prefiero que me oculten la verdad con tal de tenerme contenta (porque ocultar la verdad, es también una forma de traición) pero si me van a mentir, al menos háganlo bien.

Desde mi primer desencuentro amoroso soy muy consciente de la existencia de lo que una vez llamé hombres reales;  quienes ni tomando mucha sopa le llegan a la sombra de los Humphrey Bogarts o Ivanes de Pineda que una pensaba que algún día iban a aparecer. No es que una sea una princesita inmaculada, ni la más bella del reino, o Ingrid Bergman, pero la verdad es que una no espera que llegue un buen hombre que nos haga salivar más que el perro de Pavlov, para cumplir con un silogismo estético.

Mi consigna es darles la oportunidad a los hombres reales porque son los únicos que hay, y lo digo con ganas de iluminarnos, no con resignación. Los ideales entorpecen lo posible, pero es muy difícil enamorarse exclusivamente de lo real – así que nos mentimos un poquito – y eso no está tan mal.

Lo único malo de los hombres reales es que se ofenden cuando una trata de tenerles paciencia y no los pone inmediatamente en un pedestal para adorarlos – entonces aprovechan para subirse al poni de la histeria que yo dejé de lado. Esto quizá se debe a que yo todavía no entendí que los hombres (al menos con los que me cruzo yo) necesitan de su autoestima bien inflada, para casi todo.

La mala noticia de todo esto es que últimamente empiezo mis relaciones de atrás para adelante, sabiendo que esa persona que me gusta tanto en realidad, va a tener muchas cosas que tanto no van a gustarme. Entonces comienzo vislumbrando al pájaro o al avión primero y viendo si al final me sorprende un Superman, o al menos un Clark Kent. Pero no…hay muchos barriletes, eso sí.

Ojo, no es mi intención echar culpas por mi  creciente falta de entusiasmo, pero cuando termino teniendo razón; cuando de un día para el otro empiezan a perder validez las frases del estilo «sos la J que más me feliz me hace» , «antes de conocerte pensé que X pero ahora Z» y «Quiero recorrer todo tu L con mi Y», me cuesta volver a tomarlas en serio cuando viene otro atrás a repetirlas.

Hacía mucho que no posteaba, así que bánquense estas últimas oraciones:

Tuve un mes de writers block y no pude producir una sola frase sensata…una insensata tampoco. Pero volví che, siempre vuelvo.

Iván de Pineda en serio me enamoró…creí haberme enamorado el año pasado y cuando nos vimos de nuevo este año, comprobé que sí. era en serio. Escúchenlo hablar con mucho atino de educación, mientras te mira desde su metro noventa con ternura y después cuéntenme qué tan loca estoy.

Sí, ocultar la verdad es una forma de traición, y ocultar u omitir la verdad apropósito es mentir también. No me vengan con tecnicismos a contradecirme.

Fiona Apple  debería entrarle más al asado y ese vestido no la beneficia….pero cómo me gusta la letra de esta canción.