Hazte la fama

En más de una ocasión he hecho referencia a los hombres reales que habitan la realidad cotidiana de las mujeres que no estamos dibujadas por Disney y no somos protagonistas de una comedia romántica…O de un dramón romántico, porque no todo en esta vida son risas (sino pregúntenle a ella y no me digan si no se les estruja el corazón de la angustia, mientras le piden que por favooor se baje de la camioneta!)

Durante estos días que pasaron me dediqué a intentar ordenar las ideas que me llegan acerca del abismo de diferencias que hay entre los clint eastwoods que te vienen a buscar bajo lluvia con cara de por favor sé mía y los maridos con pocas herramientas que, como no saben qué decir, prenden la radio. De más está aclarar que fracasé estrepitosamente porque todavía sigue todo bastante confuso cuando se trata de diferenciar un hombre ideal de uno que sí existe.  Cabe destacar que mis expectativas actuales distan bastante de verme envuelta en un torrente de pasión hollywoodense irrefrenable – No porque la idea me desagrade sino porque eso simplemente no pasa. Es una de esas cosas a las que una tiene que resignarse:  la gravedad, el paso del tiempo o la volatilidad del chocolate. Pero de resignaciones hablamos otro día.

Más allá de mi desarrollo habitual de las diferencias entre lo que esperamos encontrar y lo que realmente encontramos, descubrí que – curiosamente- los encargados de hacerse fama de «los hombres son todos iguales» son justamente ellos mismos.

Tengo que admitir que a mi nunca me prometieron nada fuera de serie…como creo que dije en posts anteriores, no vengo de muchos desengaños crueles ni promesas rotas. La mayoría de las desilusiones de índole afectiva por las que pasé, las fabriqué solita; poniendo expectativas en personas que -quizá desde entrada- sabíamos que no iban a llegar a cumplir. Las promesas que no se concretaron fueron cosas sencillas; como llamados, visitas y un helado de cookies & cream- Pavadas pero se ve que dificiles de llevar a la realidad (¿?). Nadie me prometió bajarme estrellas ni llevarme de luna de miel a Bora Bora, quizá porque nunca me quisieron así, o tal vez  porque cuando me hacen estas promesas mi oído con bullshit detector included las pasa por alto.

Mis pretensiones no son muy complejas, no creo en la promesa del «hasta que la muerte nos separe» porque en el día a día nos separan cosas menos concluyentes que morirse pero no por eso menos insalvables. Puedo llegar a creer un «Te quiero» pero no sé que tanto compro un «Te voy a querer siempre». Y believe me, no es una cuestión de falta de fe; yo soy la primera en la filas de las que tenemos la esperanza de estar 100 años enamoradas de la misma persona y que esa persona nos corresponda de la misma forma. Pero 100 años no es para siempre y el amor necesita del compromiso para sobrevivir 100 años. Son muy pocas las veces que se dan las dos cosas juntas.

Pero volviendo a que  «los hombres son todos iguales» paso a contarles que ya nadie les cree ese cuentito que tan cómodo les queda. Analizando el tema con mi amiga la Pandorita, y reflexionando exhaustivamente sobre los dichos y hechos, llegamos a una pseudo-conclusión (porque sin duda hay mucho para analizar y la verdad estábamos muy distraídas disfrutando del río):  Esto de «todos te van a desilusionar, los hombres mienten siempre, nunca cumplen las promesas que hacen, etc» es una excusa simpática que les deja la vía libre para hacer cualquier barbaridad y no tener que hacerse cargo cuando algo los afecta en serio y meten la pata (porque obvio que desaparecen y no se hacen cargo…!)  Utilizan esta fama  como una advertencia impresa en una etiqueta: «Risk of heartbreak and utter disappointment».

Ojo, no digo que las mujeres no gocemos de esta misma licencia…también está el «son todas unas yeguas» que es perfectamente válido para quienes han tenido la desgracia de toparse con una. Pero hay que entender que no porque el otro no nos dé lo que queremos, eso los convierte en imbéciles o turras…es un desencuentro desafortunado pero también es moneda corriente. A veces simplemente no pueden darnos lo que queremos, y si no quieren, tampoco está tan mal, aunque parezca y se sienta como el fin del mundo. Unrequited love, que le dicen.

Desde mi experiencia y de observar con detenimiento sé que los hombres no son todos iguales. Sino cualquiera daría lo mismo y no, ese no es el caso.

No voy a irme sin antes:

  • Aclarar con mucho énfasis, que no porque una dama sea divina y les devuelva una imagen amable de ustedes mismos -señores- tratándolos bien, siendo simpática, linda y amorosa; significa que esté lista para echarse en sus brazos de inmediato. No hace falta que la rechacen de antemano, ella no está interesada en casarse con uds. ni mucho menos -y perhaps ni la merezcan. Capaz que solo es así de divina no más y no le sale otra cosa.
  • Preguntarme…¿En qué andará mi amigo Pedrito?
  • Dejarles una canción para musicalizar el post. Aclaro que no tiene nada que ver, solo me gusta mucho el video:

Mondays Are Jerks. (via Girl on the Contrary)

Totally worth it for a Monday like this one to re-blog this post…

Mondays Are Jerks. Mondays are jerks. Mondays are like the guy who says "You must have a bad case of the Mondays." Mondays are like getting pulled over when you are already running late. Mondays are like standing in line behind the person who orders the last croissant in the bakery when all you stopped in for was a croissant. Mondays are like spending hours getting ready for a date and then getting stood-up. Mondays are like the girls who say "You are so brave to n … Read More

via Girl on the Contrary

Ni blanco, ni negro. Ni si, ni no

Hace poquitos días, en una de mis escapadas a la ciudad que siempre estuvo cerca, encontré –entre varias otras cosas- una verdad con la que no contaba, y que para ser sincera me confundió bastante más de lo que aclaró.

Hasta el momento, estaba “bien” o al menos reconciliada con lo que a tientas entiendo que se supone que debe hacer/decir una mujer…hasta que vino mi nuevo amigo Pedro a contarme qué es lo que aparentemente se espera del otro lado…y quedé más desconcertada que con el final de Lost.

Voy a tratar de contarlo lo menos contaminado posible de mis prejuicios…Y después les explico lo que …¿entendí? Yo.

Pedro me explicaba, que las mujeres somos todas histéricas (flash news!) y que no nos entendemos, ni nos hacemos entender…que de momentos somos un témpano* impenetrable y ambiguo (mind the word choice) y que después revelamos el cartel gigante en la frente que dice “busco novio” y nos ponemos cariñosas y que esas 2 conductas no son consecuentes ni coherentes entre sí. El reclamo pasaba por la incapacidad de las mujeres (al menos con las que se topa Pedro) de no poder encontrar un punto medio entre La histeria previa y durante el encare y como se comporta la mujer una vez que te la ganaste…Y acá entramos en terreno pantanoso.

En primer lugar: No sabía que teníamos que encontrar nosotras un gris intermedio entre hacerse la difícil y no ser una loca histérica, pero tampoco una fácil descocada (definición de la popular de loca histérica, a menos como la conciben los Pedros Promedio: mujer que te dice que no, pero en realidad si…o que dice que quiere, pero después no quiere nada) Ahora resulta que es trabajo nuestro hacerles el proceso interesante…Si se las hacés remar, sos una histérica; pero si lo hacés sencillo (porque en realidad en muchacho te gusta en serio) sos fácil y pierden el interés…Y gataflorismo a quién se le atribuye??

Yo soy muy Pro-Grises…el balance perfecto entre el Yin y el Yang, el equilibrio entre el frío y el calor, la medida justa entre Lenny y Carl…pero acá no hay [insertar palabra que más les guste] que les venga bien.

Es muy probable que esté siendo demasiado dramática y que Pedro tenga algo de razón. La muchachita en particular de la que Pedro se queja, es una clásica demostración de niña que no sabe lo que quiere…pero eso no la hace necesariamente histérica, sino que la pobre tampoco debe saber muy bien que hacer frente a Pedrito…que primero duerme y después se las da de estrellita mía.

De todos modos, y no siendo necesariamente partidaria del «amor a primera vista» pero sí del flechazo…creo que tantos si pero no, no pero si vienen a suplir una falta de interés en el otro, mas allá de la belleza física que atrae, si no hay nada más que la sostenga…con el tiempo se desgasta y no hay nada nuevo que nos enamore y que haga de esa persona alguien único a quien admirar…porque gustarse, es también admirarse, no? Pero esto lo dejo para otro post.

Por ahora solo tengo un par de cosas para cerrar:

1) ¿Qué es lo tan terrible de querer un novio? El deseo de una relación no me es del todo ajeno…y no entiendo porqué los hombres estigmatizan tanto a las mujeres seudo-susanitas que sí quieren un novio, un marido e hijitos…

2) Nuevo Blog en el blogroll!! Le damos la bienvenida a la amiga Pandorita que finalmente se animó a publicar.

3) Libro para recomendar haciendo honor a la temática del post «Historia universal de la histeria» – de Malele Penchansky. Muy buena lectura.

4) I feel like a washing machine… 😉

Tengo mis dudas

Tengo que admitir que muchas de las definiciones que tengo acerca de cómo deberían ser las personas, son heredadas y ninguna de mis ideas es original, en lo más mínimo. Son todas producto de escuchar (con demasiada atención) a gente que admiro y cuyo conocimiento de las personas, relaciones y de la vida en general, me supera ampliamente. Recuerdo que una vez, una persona cuya opinión para mí era (y sigue siendo) una de las más importantes, señaló esta cualidad mía como un defecto; acusándome de no tener ideas propias y de no ser capaz de discernir dónde empezaba mi idea y hasta dónde estaba repitiendo lo que había dicho otro. Es muy probable que esta persona haya tenido razón, aunque sigo considerando que mi capacidad para memorizar y fundamentar mis argumentos en base a las ideas de otros es mucho más seguro que hacerlo en las mías (que además de ser malas, son seguramente peligrosas). Después de todo…¿No estamos acaso repitiendo una y otra vez lo que aprendimos de otros? Como seguramente escuché que otro decía: «There’s not an idea in our heads that has not been worn shiny by someone else’s brains»

Estas últimas semanas (y por lo general a lo largo de mi vida cuasi-adulta) he escuchado a muchas personas repetir (sin discriminación de género ni de generación) que los hombres son ante todo básicos, sencillos de satisfacer y chatos en muchos niveles emocionales. Estuve escuchando mucho a esta señora y después de reírme mucho con ella, aprendí que las mujeres retenemos todo y nos cuesta desprendernos de las cosas y que para los hombres es sencillo pasar la página y empezar una nueva. Honestly, por lo que la experiencia me enseña, no estoy del todo de acuerdo, y la verdad esta explicación no me convence.

El supuesto indica que con un hombre, what you see is, what you get. Si le gustas y te quiere  y quiere algo de vos, te lo va a hacer saber, sin muchas vueltas, sin mind-tricks, y de frente: te va a llamar, te va a  decir que le gustás, te va a invitar a salir y de acuerdo con el grado de interés del supuesto caballero vas a poder saber exactamente donde estás parada y hacia donde va toda la cuestión. Caso contrario, no vas a volver a saber de él, seguramente te deje plantada un par de veces hasta que adivines que no quiere saber nada con vos, te va a tratar de manera fría, no te va a contestar ni mensajes, ni llamados ni señales de humo (porque eso si hay que reconocerles: son frontales para todo menos para decirte que no) – BTW despite all myths, we’re not going to rip your head off if you do-

El problema, es que tengo evidencia científica y empíricamente comprobable de que esto no es tan así. Para los hombres (como para muchas mujeres) la procesión va por dentro – y no siempre what you see is what you get. Me niego a pensar que los hombres no tienen un inconsciente que muchas veces entra en juego. Me rehúso a creer que son absolutamente inconmovibles y que no se enamoran de la misma manera que nos enamoramos el resto de los mortales (las mortales). Realmente dudo que para ellos cambiar de pareja sea tan simple como cambiar de panadería… y que si nos dicen que nos quieren, les resulte tan sencillo al día siguiente hacer de cuenta que no existimos. Pero al mismo tiempo, no entiendo porqué suceden estas paradojas: si la chica te gusta tanto, y la querés y de verdad te das cuenta que no hay otra como ella y tenés miedo de perderla: ¿Qué esperás? ¿Por qué resolver ese conflicto sólos cuando tranquilamente podrían hacerlos con nosotras al lado ayudándolos?

La amiga del vídeo en algún momento explicó que los hombres solo nos buscan cuando su conflicto está resuelto y no mientras están en el proceso…es, según sus estudios en la materia, la forma que tienen ellos de lidiar con las cosas. Solos. Quizá porque soy mujer, o por que soy tonta (o por una conjunción de ambas cosas)  me cuesta entender como funciona este mecanismo que parece más self-preservation que resolutivo.

La verdad no me queda claro. Lo que sí puedo sacar en limpio es que este temita de etiquetarnos cuando de relaciones y afectos se trata no nos sirve de nada. Cada cual tiene su caso particular y las generalidades nunca  no sirven para aclarar lo específico.

Cortita y al pie:

Los videos enYouTube son 12, de una psicóloga chilena (Pilar Sordo) que con mucha elocuencia explica algunas cosas muy interesantes.

Una última para ilustrar el post.

Pero si a los Osos les sale tan bien…

Seguimos con la temática de hibernar y de abstraerse…La verdad no es fácil. No creo que a los osos les cueste tanto. A mi esto del retiro emocional no me está funcionando del todo bien. Pero debe ser como todo en la vida, que al principio cuesta ajustarse hasta que sale naturalmente; hasta que llega ese momento mágico de la indiferencia involuntaria, no?

Me cuesta aprender a no darme manija con temas del cuore, porque estoy enamorada (¿del amor?).  Debe ser algo así como hacer una dieta -algo para lo que nunca fui muy buena, tengo mucha voluntad pero poca disciplina cuando se trata de evitar las cosas que me dan placer. Imagínense lo horrible que es la vida si constantemente nos estamos privando de aquello que tanto nos gusta: chocolates, vino, muffins de arándanos, cheescake de frambuesas a la hora del té…En el amor creo que pasa mas o menos lo mismo, obligarnos a hacer de cuenta que podemos vivir tranquilamente sin eso (eso es «ese») que tanto queremos es angustiante y en el 99.9% de los casos, altamente frustrante.

No debo ser la primera persona que tiene que pasar por esto. Después de milenios y milenios de historias como la mía: ¿A nadie se le ocurrió escribir un manual de instrucciones para sobrevivir este momento? Un «Getting Over a Jerk Who Probably Didn’t Mean To be a Jerk, But Really Was – For Dummies» ¿No?  Por las dudas les pido que guarden los libros de auto-ayuda; después de las personas que hacen uso excesivo de los diminutivos en su discurso tratando de ser simpáticas, lo que mas desagrada es la literatura de auto-ayuda. Pero ese es otro tema.

Lo principal es aprender a tolerar la ausencia. Cosa que la tecnología hace muy difícil estos días porque con tanta red social, servicios de mensajería instantánea y medios de comunicación es imposible no enterarse de hasta lo que desayunó tu compañero de banco de 4to grado de la primaria. Es hasta imposible no estar- Pero podemos elegir no enterarnos (¿podemos?—sí podemos)

Tengo la suerte de contar con amigas maravillosas que prometieron dejarme seca a golpes si intentaba hacer alguna estupidez como ponerme a ver comedias románticas y torturándome pensado: ¿Por qué no puede aparecer un Ryan Reynolds decidido ya como al final de la peli, después de dar 20 millones de vueltas, a quedarse con la chica que trabaja en Amnistía Internacional? Se ve tan sencillo y perfecto…Pero no. Parece que no lo es. (Mientras refunfuñando me pregunto «But Why?»)

Mi amiga que es muy sensata pero que tiene el mismo problema que yo para usar su sensatez, me dijo que lo que necesitamos es poder llenar esta ausencia con nosotras mismas, así es como me pasé la semana haciendo eso que me dije que iba a hacer, viendo si con esto se llena algo: leyendo, mirando pelis, series, saliendo con amigos, y hasta ocasionalmente cocinando un poco…Veo que me tengo poca paciencia. Finalmente esto de descansar il cuore no es tan sencillo como parece, y tampoco se puede tomar tan a la ligera, pero ese sigue siendo el goal de la temporada.

Algunas recomendaciones:

  • «Si soy tan inteligente, por qué me enamoro como una idiota» – De Gabriela Acher.
  • El nuevo Milka Soft
  • Nuevo Blog en mi blogroll, es genial y una lectura muy entretenida. Inmolando Sueños en el Cielo
¿Alguien sabe dónde consigo una copia?

Hibernando

Hace varias (varias) semanas que quiero escribir. Pero no siempre sale como quiero.  No porque no tenga nada para decir, sino que quizá es porque todavía no sé bien qué es lo que quiero decir. Este blog resultó ser una buena herramienta para ordenar algunas ideas…el problema es que no todas las ideas son publicables o siquiera interesantes. Y si bien este espacio es un buen lugar para decir lo que se me dé la gana, hay cosas que es mejor decirlas en el momento y lugar indicado, que no es éste.

Estoy empezando un retiro emocional…en un esfuerzo por poner algunas cosas en orden y dejar que todo lo que no puedo manejar caiga por su propio peso donde tenga que caer. Es una postura que oscila entre el optimismo y la resignación, todavía no sé cual. No siendo muy partidaria del optimismo y de la vida «cheerleadery» me decido por la resignación – o dicho en el mas absoluto criollo: mejor ya ni me gasto.

Como sabiamente lo dijo George Michael – I need some time off from that emotion…Me voy a dedicar a actividades que me relajen el corazón que está bastante estrujado. Ojo, no estoy triste…creo que si estaba enojada también se me pasó, lo que no quiere decir que esté todo bien. Es simple y llana indiferencia, como si alguien en algún lado se hubiese apiadado de mi y hubiese apagado el interruptor de algo que no me dejaba tranquila. Quien sabe, quizá fui yo.

El invierno es ideal para esto: recluirse en cosas que nos reconforten; en mi caso: libros, café, chocolates, películas, series, edredones y amigos-(de esos que caen de sorpresa y de los que te mienten a pesar de tus puteadas para que te dejes sorprender) No pienso hacer más que eso…Ah! Y escribir, si sale.

Me siento tan tranquila que ni yo me la creo mucho…pero hace bastante que no me sentía así. Además por suerte love’s still in the air, everywhere I look around: empiezan noviazgos, se conquistan corazones (sin necesidad de artilugios ni carteritas tejidas), se intercambian teléfonos en servilletas de papel, y hasta parece que the girl finally -y después de 4 años!- gets the guy in the end, al mejor estilo Ross y Rachel.

So, basta para mi, al menos por un ratito…necesito descansar il cuore y la testa, y si me pierdo algo en el medio por no prestar atención o por hacerme la distraída me la banco. He dicho. Si me necesitan o me extrañan, ya saben donde encontrarme.

Les dejo Faith, ilustrando el espíritu del post.

Al final la vida sigue igual

Con el tiempo me voy dando cuenta que si espero lo suficiente me convierto en mi propia refutadora, sin necesidad de enemigos, suegras o personas criticonas. Hace 6 meses me dije que iba a ser un balance cerca de mitad de año, para ver mas o menos como venía la mano, de todo lo que tácitamente me propuse en enero. La verdad es que no estoy ni cerca de cumplirme, y es una angustia absolutamente frustrante…y probablemente innecesaria.

Es irónica la manera en la que hacemos planes, trazamos metas y esquematizamos la forma en la que vamos a vivir, inclusive desde muy chicos, porque nunca tenemos en cuenta que nosotros mismos vamos a cambiar, y que nos vamos a ver haciendo cosas impensadas, o en lugares donde juramos no ir nunca.  Sin contar que el azar -si existe- es caprichoso, y tiene la proverbial facilidad  de hacer caso omiso a nuestras resoluciones. A veces esto es una sorpresa grata…otras veces no.

No creo que la solución a la desilusión sea dejar de hacer planes…sino hacernos a la idea de que, a veces, no vamos a salirnos con la nuestra y que el universo no se va a cansar de demostrarnos que la realidad no responde a un plan. Probablemente sea todo random y caótico; pero de alguna manera la vida continúa – por más que no tenga sentido – y las cosas poquito a poco encuentran su lugar aunque no siempre ese lugar sea el que teníamos pensando.

De a poco llego a la conclusión de que no es posible un botón de reset. Es probable que siempre nos sintamos un poco incómodos y tristes por lo que pudo ser y no fue, por los coulda-woulda-shoulda. Pero (y digo esto temiendo caer en un lugar común que no me gusta) si la vida pasa mientras estamos ocupados haciendo planes, lo mejor a lo que podemos aspirar es a llegar donde sea que lleguemos with the right regrets. Al final, de acuerdo a lo planeado o no, la vida sigue igual y con algo de suerte, si esperamos lo suficiente (y ojo que a veces es necesario esperar bastante) las cosas no se ven tan terribles y se puede seguir…a donde sea que haya que ir.

Algunas Posdatas…

  • Cambio de look! Lo voy a probar a ver si funciona...me gustó poder agregar el blogroll..y a 1 día de mi cumple creo que combina con los otros cambios que hice en estos días.
  • El balance no dio tan negativo…estoy bastante contenta con lo que los últimos 6 meses hicieron conmigo. Tengo buenas expectativas para el resto del año. En Diciembre les cuento, seguro van a pasarme cosas insospechadas.

Era mejor idea ir a ver Iron Man 2

Cuando era chica, en ninguna de mis fantasías, me veía a mi misma invitando a un hombre a salir, o yendo a buscarlo o haciendo el papel de cazadora, puedo afirmar con total seguridad que nunca me lo imaginé así. Sin embargo la vida me ha puesto en todos esos lugares, y me he visto – como muchas mujeres de mi generación- sentadita -esperando que aparezca un Romeo un poco más moderno aunque sea en taxi a invitarme a dar una vuelta manzana.

Este finde que pasó fui con mis amigas a ver «Cartas a Julieta» una película que sin duda figurará en los anales de la historia de los chick flicks. Es una linda peli, muy tierna y algo inocentona que no le hace ninguna justicia a Gael García Bernal…(puedo nombrar algunas otras que no le hacen ninguna justicia, pero ese sería otro post). Entre varias otras cosas, la película trata sobre una señora de unos 6o y largos se juega por un viejo amor y vuelve a Italia a buscarlo después de 50 años. Hay toda una seguidilla de gestos románticos, de mariposas en la panza y de esa incertidumbre que hace que te duermas con una sonrisa. Pasado el escepticismo, 1 bolsa de pochoclos y un ataque de risa de mi amiga; tanto amor y romance me hizo pensar que hace mucho que no siento algo así.

De chica, tuve la suerte de tener varios hombrecitos que hicieron cosas muy locas por conquistarme y por demostrar su interés y su afecto: Uno viajó 800 kms para verme tan solo 4 horas, otro me escribió cartas hasta 3 veces por mes -si cartas con sobre y estampillas- durante 4 años, otro en vez de escuchar a su cantante favorito (Marilyn Manson) escuchaba Luis Miguel para que yo me acercara a él y otro más se tomó el trabajo de hacerme llegar orquídeas blancas para mi cumpleaños a pesar de estar en otro continente… No puedo decir que no ha habido romance en mi vida, pero me parece que agoté la cuota con todos esos gestos porque ahora, no logro ni que me escriban un e-mail cada tanto. Entonces, tratando de facilitar los trámites me juego yo solita viajando, escribiendo y escuchando Marilyn Manson.

Las mujeres no estamos contentas con esto. Nos sentimos vulnerables en esta situación de tener que hacer todos los esfuerzos solas, porque esa escena no encaja con el ideal con el que crecimos ni con la idea que tenemos del romance (ojo que estoy diciendo romance, ni siquiera empecé con el amor). No pretendemos que nos manden orquídeas todos los días pero estaría bueno poder sentirnos apreciadas y que valemos el esfuerzo. No sé si estoy lista para conformarme por menos de eso, y creo que ninguna persona debería conformarse por menos que eso.

Como mi fuente de sensatez masculina me dijo: You might stop thinking about love, but then you think of love again. La verdad es que no sé si fue la peli, si (por fin!) se me agotó la paciencia o si fue un sugar rush a causa del  pochoclo pero  no creo que pueda o quiera renunciar a la idea de que alguien finalmente se juege por mi y me haga sentir todas esas cosas de nuevo.  Creo que se me terminó el letargo anti-romance con el que venía tan cómoda pero un poco desilusionada…Que lo tiró…por qué no vimos Iron Man? Ahí sí hubiese sido «Win-Win»

¿A qué estamos jugando?

Estamos todos bastante metidos en estos juegos que tanto nos molestan, pero que a la vez nos estimulan a relacionarnos con otros. Estoy hablando de todas esas pequeñas y grandes cosas que, por ejemplo, las mujeres hacemos para llamar la atención y que los hombres hacen para conquistarnos (o deberían).

Dolina dijo que el hombre hace todo lo que hace con el único fin de enamorar mujeres. A todo esto, las mujeres hacemos de todo para que nos enamoren (al punto de arrancarnos pelos de todos los rincones de nuestro cuerpo, pasar hambre en dietas ridículas y gastar fortunas en cremas cuasi milagrosas, entre otras cosas) Ahora yo pienso, si los dos queremos lo mismo: ¿Por qué hacemos tanto circo en el medio? ¿Cual es la necesidad imperiosa de hacer todo tan complicado? It should be simple, like a retro pop song: I want you to want me. End of story.

  1. Te gusta un hombre- pero no se lo podés hacer saber, porque va a pensar que estás regalada y que te puede tener cuando quiera, sin contar que si se lo decís inmediatamente va a perder el interés en vos.
  2. Tenés ganas de verlo – pero no lo podés llamar porque a) te vas a mostrar demasiado interesada (and God forbid!) b) no te va a contestar y no hay nada que te moleste tanto como que él no conteste- cosa que es súper factible si sos la más estúpida, ignoraste el primer punto -o te salió mal, y ya sabe que te gusta…c) te va a contestar 5 horas después, borracho y de madrugada, finalmente no se van a ver y nadie quiere ese final.
  3. Lo conociste, te encantó, te gustaría verlo de nuevo – pero no se te ocurra llamarlo!! Sentate al lado del teléfono y miralo con indiferencia que en cualquier momento suena.

La literatura de autoayuda, las revistas como la cosmogolitan y hasta el cine, se nutren de estos jueguitos que alguien en algún lugar de la historia empezó y que tuvo un efecto bola de nieve que nadie ha podido parar. No hay chick flick que no tenga algo de esto: He’s just not that into you, The Ugly Truth, How to lose a guy in 10 days, Hitch…por mencionar unos poquitos. Sin embargo, y muy a pesar de mi queja, creo que son esta clase de juegos lo que finalmente nos terminan enamorando…los sí pero no. Es como una herramienta que tenemos en común para tratar de entendernos, porque la mayoría de las veces, no sabemos por dónde empezar a relacionarnos cuando tenemos al otro enfrente, y ni hablar si ese otro nos gusta. Aun así, ultimately y mas allá de la indiferencia todos sabemos que todos estamos mintiendo, en algún momento u otro.

Eventualmente cansa tanto protocolo. Y respecto al temita del premio, creo que estamos bastante confundidos respecto a qué ganamos y qué perdemos, porque no todos queremos lo mismo. Algunas querrán el casamiento y los hijitos, otros un compañero de aventuras, alguien que nos consuele y nos acompañe, otros quizá no lo sepan y lo vayan averiguando a medida que avanzan en el juego.

A esta altura de mi vida (que tampoco es tan larga todavía) me he cruzado con un número decente de jugadores, algunos no jugaron muy limpio a otros les hice trampa yo. La verdad es que me estoy empezando a cansar un poquito de tanta vuelta al divino botón. Ya no quiero jugar más, quiero pasar esta etapa, decirnos las cosas sin escondernos detrás de cortinas de humo, de silencios fingidos, de palabras elegidas con dobles intenciones, de hidden agendas, de echarnos la culpa unos a otros y finalmente hagamos lo que queremos hacer y digamos lo que queremos decir…y podamos empezar a disfrutarnos un poquito más.

Son innumerables las estrategias, las maniobras y trucos…que se suponen nos traen un premio. Todavía no tengo muy en claro cual, pero si todos juegan debe estar bueno. Yo no me acuerdo ni de cuando empecé a jugar o cómo, porque hasta ahora solo vengo aprendiendo a los golpes y la verdad es que ya me cansé ¡y pido gancho!

Importante:

En algún post próximo pienso cambiarle el look and feel al blog…todavía no sé por cual, pero no se sorprendan si entran y encuentran todo dado vuelta.

Me doy cuenta de que escribo mucha palabrita y frase suelta en inglés, no sé si pueda/quiera cambiarlo, pero de ser necesario hago el esfuerzo de escribir en un solo idioma.

En pos de mi campaña anti-games les dejo I’ve got a crush on you, con el clip de la peli Definitely, Maybe para ilustrar el post.