Not a Houseplant

Grow de Jennifer Hom

Tengo muy latente el recuerdo de una escena de la primera película de Sex & The City en la que Carrie Bradshaw se mete en la cama con Big con el libro «Love Letters From Great Men, Vol. I». Carrie le cuenta a Big que está investigando para escribir su nuevo libro, porque antes escribía acerca de la búsqueda del amor y ahora quería escribir acerca de qué pasa cuando finalmente el amor llega. La escena es ridícula, como toda la franquicia, sobre todo la parte en la que aparentemente esta señora duerme con un collar de perlas y se casa con un perverso narcisista como Big. Sin embargo esa distinción en el enfoque acerca del amor siempre me hizo eco, al igual que el hecho de que Carrie está convencida de haber encontrado «el amor» con el ególatra manipulador con el que está obsesionada.

Este blog también nació en plena búsqueda del amor, y creo que en menor o mayor medida, contribuyó bastante a que me lo chocara de frente. Es extraño volver sobre mis ideas del amor de hace casi 12 años, expresadas en excrutiating detail en este mismo espacio y descubrir que esas ideas o conceptos cambiaron bastante. Alguna vez dije, o me olvidé de decir, que era de las que creían fervientemente que a las relaciones había que «regarlas» todos días como una plantita, para que sobrevivan y crezcan. Para sorpresa de nadie, los conocimientos de jardinería resultaron ser insuficientes a la hora de aplicarlos para sostener una relación adulta y saludable. En primer lugar, porque el objetivo de una relación no puede ser básicamente no morirse, y sobre todo porque valoro mucho más la calidad que la cantidad, en casi todos los aspectos en los que esa frase es válida. Supongo que por eso nunca festejé los aniversarios hasta ahora que estoy casada, porque la cantidad de meses o años juntos no reflejan necesariamente el éxito de una relación, y por otro lado, pasar mucho tiempo junto a la misma persona no es mérito si esa relación está basada en la dependencia y si no la disfrutan ambas partes.

Esta reflexión me hizo pensar acerca de porqué las personas forman relaciones románticas, y sobre las expectativas que aprendemos desde chiquitos que entorpecen mucho esta búsqueda, muy desde el comienzo, con ideas de almas gemelas, de otros que nos completen, de mantener estructuras sociales vigentes (casarse, tener hijos, una mesa de domingo al mediodía llena de nietos), de no estar solos y hasta de encontrar «la felicidad». Hoy ninguna de esas razones me parece lo suficientemente sensata para comenzar, sostener o estirar una relación con nadie, porque pone el 100 % de nuestro bienestar y satisfacción en otra persona, con sus propios deseos e ideas.

Estos modelos de relaciones dan lugar a la dependencia donde necesitamos de la otra persona para estar bien y sentirnos bien con nosotros mismos y la dependencia no es amor. Poner todas nuestras necesidades o felicidad como responsabilidad de otro es una de las cosas más insensatas e irresponsables que podemos hacer, porque tenemos absolutamente cero control sobre los demás. No quiero decir que uno tiene que ser egoísta y mandarse a mudar cuando la persona con la que estamos no se acerca a nuestra idea de pareja feliz, porque en muchas ocasiones esas falencias tienen todo que ver con nuestras expectativas y la forma en la que expresamos esas expectativas o deseos. Lo que creo que estoy tratando de decir es que si para tener una relación feliz necesitamos tener el control sobre otros, cualquier intento para ejercer ese control contamina la relación: sean celos, manipulación, dependencia, soportar o imponer situaciones enfermizas, y hasta acumular rencor.

Ahora, ¿de grande?, me sorprende mucho la falta de educación emocional con la que transitamos en el mundo, y de cómo muchas de las cosas que aprendemos a desear e idealizar tienen poco que ver con entablar y sostener relaciones saludables con otros. Creo que esto no es únicamente válido para las relaciones románticas, también sucede en otros ámbitos afectivos. Creamos una expectativa que el otro debe cumplir para «darle» nuestro amor (o amistad) y nuestro tiempo, cuando en realidad no es trabajo ni obligación de nadie hacernos felices.

Es muy difícil cambiar el paradigma , o cambiar la forma en la que vemos y nos percibimos en una relación. Porque del mismo modo, tampoco está bien contorsionarnos y permanecer en una situación que nos hace infeliz para no decepcionar a otro, y ni hablar si eso pone en riesgo nuestra integridad física y nuestra salud mental.

No tengo una receta o instrucciones sobre cómo funcionan las relaciones sanas, hay otra gente mucho más idónea y definitivamente más capacitada que yo para dar ese tipo de consejos. Puedo distinguir bien de qué situaciones hay que huir despavoridos y sé lo que funciona para mí y para #capitánconsiderado, habiendo recorrido cierto camino para llegar a esta relación que esperamos poder disfrutar durante mucho tiempo. Así que no sé si lo mismo que hasta ahora funciona entre nosotros, funcionaría para otros, o si esto mismo que hacemos, funcionaría si estuviésemos con otras personas. Las relaciones sanas no suceden solas, no se trata de estar con la persona correcta y nada más, se trata bastante más de trabajar de a dos para sumar a la vida del otro.

Que no sea trabajo nuestro o trabajo de otro hacernos feliz, no significa que sumar a la felicidad de la persona a la que amamos no sea fundamental para disfrutar de una relación. El amor es tanto intención como acción, y la complicidad y la confianza son la base de cualquier relación gratificante, pero también es esencial que esa felicidad sume a una felicidad producto del amor propio de cada uno, y no que llene el vacío de algo que falta.

Ni ahora, ni nunca

wtnv

Este blog no se olvidó de mí, y yo no me olvidé de él. Así que acá estamos, como si no hubiesen pasado tantos días en el medio. No creo que siga siendo la misma muchachita que empezó a escribirlo hace algunos años, así que este espejo seguramente refleje otras cosas.

Con frecuencia me sorprendo midiendo con una regla muy cortita la distancia entre el pasado y el lugar donde estoy hoy, que es impensado. Si llegara a tener la oportunidad de viajar hacia atrás en el tiempo y me contara a mi misma cómo terminaron (o continuaron) algunas historias me costaría bastante trabajo creerme. Pero mi regla es muy cortita y casi nunca me alcanza para entender cómo llegamos hasta acá. A veces la sensación del paso del tiempo se hace tan vertiginosa que siento que más que en el futuro, estoy en un universo paralelo, o perpendicular.

Esta experiencia comprueba el hecho de que no puedo estar segura de nada y que me voy a decir y desdecir, acertar y equivocarme varias veces sobre las mismas cosas. Es divertido, pero un poco desesperante también.

Así conocí al chico del que me enamoré, diciendo y desdiciéndome. A decir verdad, así conocí a todas las personas de las que me hubiese enamorado. Con lo cual, no estaba esperando que esta vez las cosas llegaran hasta acá. Irónicamente, a diferencia de las demás veces, en lugar de querer aferrarme, salí corriendo en la dirección contraria, como hubiese sido aconsejable en los casos anteriores, al grito de » ni ahora, ni nunca». Y no sé que tan convincente habrá salido mi legenderia huída porque él siguió viajando esos 600 kms para verme solo a mí, dejándome muy en claro que la distancia  y mis reservas, no eran un obstáculo si queríamos tomar un helado, pasear por el Jardín Japonés, o pasar todo el tiempo que nos toque juntos. En retrospectiva, resulté ser una jodida. Y como en el guión de una película predecible, o una canción de los Rolling Stones, dejando ir lo que no quiso ser, estoy con quien siempre quise estar: con ese joven Paul Newman que hace que me duela la panza de risa, todo el cuerpo del sexo increíble y el corazón, cuando está lejos.

En algún punto cruzamos un umbral, y nos hallamos del otro lado, casi en otra dimensión, donde actuamos muy distinto de nuestras intenciones o dichos y no nos damos bien cuenta cómo. Pero creo que así es enamorarse. No por eso me arrepentiría de las demás historias que me tocaron y de las otras personas que quise muchísimo. Me van a acompañar siempre.

Todo eso fue entretenido y desesperante, porque si de verdad pudiese hablarle a esa Girl de antes le diría que se deje llevar y que no se preocupe tanto por aferrarse a los brazos que terminan lastimándola. Curiosamente, como por una intersección inevitable y caótica de la casualidad y las leyes de la física, aparecí en los brazos correctos, ideales.

 

Some other stuff I meant to say:

I didn’t die, I just took a little break. And now I’m back.

Perdonen el nivel de serotonina y dopamina de este post, estoy contaminada y salpico para todas partes.

 

 

 

Superhéroe

The Doctor <3
Escribiría este post acerca de hombres reales y dejaría de andar con eufemismos ridículos like I’m 8, pero 1.) superheroes are cool 2.) quiero hablar del mío 3.) es mi blog y listo.

No entiendo como es que Disney no ha explotado esto de los superhéroes. Siempre nos ponían a los príncipes como el guapo del barrio del que había que enamorarse… pero los príncipes solo son príncipes porque sus papás son reyes, no porque sean principezcos y gallardos o valientes. No, los superhéroes son mejores. Además, nunca sabemos cómo les terminó yendo a esas pobres chicas después de que se casaron.

Estaba convencida de que no iba a salir nunca de mi escepticismo, que de verdad iba a costarme muchísimo enamorarme de nuevo, y que a esta altura, construir una relación romántica no era lo mío. Pero conocí (mejor) a Capitán Considerado y me tuve que guardar todas esas excusas de las que me vengo quejando básicamente desde que empecé a escribir este blog.

Capitán Considerado la remó en cemento, yo estaba muy distraída luchando con otros personajes, más parecidos a villanos que a héroes o príncipes. Pero él usó sus superpoderes conmigo muy sutilmente, porque de verdad no me di cuenta cómo o cuando pasó de ser «el muchacho que es mi amigo» al «muchacho que es mi novio».

Logró cosas que solo alguien con poderes sobrenaturales podría haber logrado: me amigó con mis piernas (hoy fui a clases de vestidito). Además puede materializar helado o chocolate a cualquier hora, me hace reir aunque esté muy enojada, construye fuertes de almohadas, y hace cientos de kilómetros por semana para venir a visitarme. ¡Ah! y me ayudó a superar el miedo a las películas con zombis, o a los zombis en general, for that matter.

Aunque al principio cada vez que él intentaba rescatarme yo salía corriendo, encontró la manera de hacerme saber que aunque no necesite que me salve, él me puede salvar igual. Que aunque pueda sola él igual quiere ayudarme.

No descubrí al hombre perfecto, porque detrás de la capa y el encanto, hay un muchacho que insiste en tender la cama con las sábanas al revés, que no me deja respetar ni una de las dietas que intento arrancar todos los lunes, que piensa que es legal andar despeinado en la vía pública y que cree la ropa se placha sola cuando te la ponés. Ni hablar de cómo me hace doler la panza cuando pronuncia cosas mal en inglés, deliberadamente, para ver cómo me enojo. ¬¬

Una amiga muy querida de este blog, allá cuando yo todavía le escapaba un poquito a los brazos del Capitán, me dijo: «en un tiempo, cuando te des cuenta lo genial que te sentís, y lo bien que estás, te vas a preguntar cómo fue que no empezaste a salir con este chico mucho antes».  Si bien PandOrita tiene la posta siempre, creo que para poder disfrutar de la relación con mi superhéroe tenían que terminar de pasar otras cosas. Heróicamente (y por suerte) él me tuvo una paciencia sobrehumana, y acá estamos.

Puede que esto que les cuento, esté salpicado de toda la serotonina y dopamina que me invade, pero bajo la luz más racional, el capitán y yo nos tomamos las cosas despacito, disfrutando del paseo por el tiempo que nos toque estar juntos.

More superhero facts.

Capitán Considerado, es el seudónimo que uso para proteger la identidad de mi superhéroe…y aunque su origen tiene una explicación muy larga y rebuscada que no vale la pena traer a colación, es el seudónimo más apropiado.

No le teme a nada, ni a mi costado más minita… ese que tararea canciones de los Backstreet Boys en la ducha o el que revive capítulos de Sex & The City en DVD cuando se cortan el cable e internet. Ni siquiera le teme a la pila voluminosa de viejas revistas Cosmopolitan que tengo debajo de la mesita de luz.

(Su kriptonita son las aceitunas y el color amarillo)

Puede llevar adelante conversaciones enteras con frases de Los Simpsons, o películas, o series… Not everyone can pull that off.

Tiene superpoderes IT. Son una clase especial de superpoderes ñoños que sencillamente me pueden. Consiste en saber apretar botones… o mejor dicho, en saber bien qué botones apretar.

Arregla cosas que yo ya daba por irreparables… y no lo digo en sentido metafórico, no tiene un destornillador sónico, pero casi.

Es 20 de julio.

MafaldaYSusanita

El día del amigo son los padres. Pero igual, viene bárbaro para saludar a la gente que uno siempre quiere tener cerca.
La amistad es frágil y muchas veces se entorpece por pavadas. Así que si quieren, quejensé todo lo que quieran de lo comercial que es este día, conmemoren la llegada del hombre a la Luna, y no le regalen su dinero a los barcitos de Palermo, Arístides o Pellegrini, como hacen cualquier otro fin de semana.
Pero no dejen de recordarles a sus amigos que aunque a veces seamos unos estúpidos, unos tarados, unos verdaderos papafritas…siempre los queremos cerca.
Al fin de cuentas, antes de morirse, es preferible un «feliz día» que un berrinche anticapitalista inútil una vez al año.

Feliz día.

Pero dos que se quieren se dicen cualquier cosa.

the kiss
«The Kiss», 1897. Edvard Munch

Una a veces tiende a identificarse con la protagonista de la historia…Con la víctima/heroína que cree que merece que el hombre que ama le de bola y la quiera para siempre, porque ¿cómo puede ser tan ciego y no darse cuenta de lo felices que van a ser juntos? Pero no…a veces las ciegas somos nosotras, que pensamos que ser una ilusa y que esperar a que el tipo del que nos habíamos enamorado cambie sus preferencias, es algo que vaya a rendir frutos de este lado de una pantalla de cine. A veces, «el necio que no ve a la persona que tiene en frente», resulta ser una misma

Ya dije que todavía no entiendo cómo funcionan el amor, ni las relaciones, ni las dietas, pero tengo algunas ideas. Distingo bastante bien ese enamoramiento, que se termina con el final de las canciones afectadas de Maná y de Cristian Castro, de ese otro cuya onda expansiva todavía nos sacude muchos (muchos) años después. Podría pensarse que es fácil hacer esta distinción, pero no. Cuando tenemos el cerebro inundado de serotonina y dopamina, el discernimiento es lo primero que se pierde, aunque supongo que al discernimiento de todos modos hay que perderlo un poquito para enamorarse.

Las relaciones son la categoría fundamental en la vida de una persona. Y la cultura dominante, sobre todo en las relaciones románticas, se aferra a ese precepto que dice que de dos hay que hacer uno solo, y a ese deseo de perderse en el otro, de convertirse en otro. Por ejemplo, es muy común, sobre todo al principio de una relación, mostrar interés en cosas que por sí solas no nos interesarían, con el único fin de acercarnos a esa otra persona…( ¿o por qué otra razón creen que iría a ver una película de robots gigantes que pelean contra pseudo Godzillas alienígenas que invaden la tierra desde otra dimensión, entrando por una fisura en el océano Pacífico?)  

Pero siempre somos dos, y esa es la razón por la cual cuesta tanto que funcione bien para siempre. Esencialmente, cuando se trata de construir una relación, el desafío no tiene que ver con dejar que otra persona entre, sino con que, de alguna forma u otra, nadie posee la libertad para salir de su propia cabeza, de su conciencia o de su deseo, y entrar en otro. Las relaciones son solamente intercambios frágiles, como el lenguaje, cada uno desde su lugar, desde sus posibilidades y desde sus miedos y expectativas.

Siempre me pareció que quienes creen amarse desde el primer día con la convicción de que ese sentimiento les va a durar para siempre, se están engañando, quizá porque yo me enamoro despacito y no lo entiendo, pero sobre todo porque tengo la sensación de que esas promesas y esa obsesión con el otro son como un puente ficticio de papel que se va armando para encontrarse a mitad de camino, pero que se deshace cuando se salpica con quienes somos en realidad, a medida que van desapareciendo esas cosas con las que nos adornamos desde el primer beso, pero que realmente no existen.

Yo construí más de un puente de esos, a veces lo construí sola, mientras del otro lado me miraban con cara de «yo estoy muy cómodo acá, vos fijate». Me costó mucho tiempo deshacerlos, porque resulta que tengo una imaginación muy obstinada (me he ilusionado con cada cosa). Ahora estoy tratando de ver otras posibilidades de intercambios, quizá un poco menos ficticios, sabiendo (o creyendo saber) que del otro lado, tienen las mismas ganas que yo de entusiasmarse, y toda la paciencia para enamorarme despacito, como suele ser conveniente, sin salir a decirme cualquier cosa, y sin creer del todo cualquier cosa que yo diga.

Soy como los Chalchaleros pero sin la despedida…

Parece que me fui sin decir nada pero siempre vuelvo. Podría mentirles y decir que estuve ocupadísima descansando en la Polinesia Francesa, total en este post puedo decir lo que quiera.

De dietas no entiendo nada, no entiendo la ciencia de cómo las cosas ricas son justamente las perjudiciales. El dulce de leche light es un oxímoron.

Yo no me opongo a ver películas,  sobre todo cuando son en el cine y en buena compañía. Si me quieren invitar a ver una peli, no me voy a rehusar. Y así como yo me río 2 horas 10′ de los robots y los bichos,se han bancado a Doctor Who durante 7 temporadas.

404 Not Found

...I get that a lot.
404 Error
We’re sorry but the man you were trying to search:
1. Does not exist
2. It’s a myth
3. Transcends all human understanding
4. Exists, but in a different universe
5. Died 3 years ago
6. Married Angelina Jolie
7. Has evolved to a higher plane of existence.

Ya me quedó clarísimo que me va a costar mucho enamorarme…o ¿volver a enamorarme? No puedo andar jactándome de tener expectativas altísimas, ni de buscarle el pelo al huevo (perdón por la metáfora); porque podría relatarles una listita de especímenes muy peculiares que vendría a refutar esa teoría. Ojo, en su momento, los quise mucho a todos, pero en retrospectiva bajo ningún punto de vista eran el hombre de mi vida.  No es que yo sea un super premio como mujer, disto muchísimo de serlo. Cierta vez, un ex o un amigo, o ambos, me dijo: «sos como esos perros chiquititos insoportables, que ladran ladran ladran, pero son re tiernos, y más cuando están enojados». Así que evidentemente, vengo a ser algo así como una mascota simpática, más que una buena pareja.

Igual temo que este desinterés sea una medida de self-preservation más que una verdadera falta de entusiasmo. Los hombres de los que probablemente me enamoraría, en general no se enamoran de mí, y si lo hacen, yo no me entero –  que es casi lo mismo. Así que para ahorrarme el sufrimiento que le sigue y el trámite de tener que desilusionarme después, procuro no meterme en esas. Voy aprendiendo, ¿vieron?

Una de las conclusiones a las que llegué en este autoanálisis, es que no me estoy enamorando, porque no sé qué estoy esperando encontrar; o dicho en criollo: no sé lo que quiero. Creo que no tengo un checklist de virtudes y atributos que debería tener mi pareja ideal. Así, dificilmente me de cuenta cuando alguien quiera deslumbrarme, e igual quiero que me deslumbren. ¿Esto es ser jodida?

Pero el amor y todo lo que lo adorna siguen siendo tema recurrente en el monólogo y el desorden de mi sinapsis. Yo espero que de alguna manera, estos 27 años que llevo meta vivir, sean la precuela de una buena historia con algún joven Paul Newman que haga que me duela la panza de risa, todo el cuerpo del sexo increíble que vamos a tener y el corazón, cuando después de muuuuucho tiempo juntos, él ya no esté.

Tengo muy a flor de piel, la sensación de que así como no existe alguien que nos complete, uno tampoco va a serlo todo para nadie. Pero por ahora no estoy encontrando quien me complete ni en un 30%….eso que soy mini y no hay mucho para completar.

Gabriela Acher dijo en uno de sus libros que, las mujeres, cuando no estamos enamoradas, nos aburrimos. Creo que tiene razón, y el aburrimiento es peligroso. He hecho un tremendo esfuerzo por no caer en los típicos errores hijos del aburrimiento; así que ya no tengo tarjetas de crédito, trato de no tener chocolates en casa,  y le di la patria potestad de mi pelo largo a mi peluquero amigo para que no me deje ni cortármelo ni teñírmelo. Lamentablemente sí caí en errores atípicos, pero al menos son novedad. Lo bueno de todo esto es que tengo un montón de tiempo libre, como por ejemplo, para escribir este post.

Cosas que pensé, pero no dije:

¿Paul Newman? ¡Ja! ¿No había dicho que mis expectativas no eran tan altas?

No enamorarme como una idiota de uno que me gusta un poquito, no es una mala noticia.

Y sí, por más que mi vida no esté atestada de Paul Newmans en este momento, no quiere decir que no haya gente que me guste, mucho.

No me quiero cortar el pelo, y jamás me haría un tatuaje…así que curo algo del aburrimiento cambiándole el look al blog. Ese es mi violín y mi vaquita de San Antonio.

¿Ya se dieron cuenta de que me gusta Fiona Apple?

Not about love

Prueba de que estaba estudiando. Les juro que ese es el glosario de Conferencias. (AKA: Encuentre la forma más complicada e ineficiente de estudiar y coronarse como "The Queen of Procrastination")

Si me preguntaran como viene el estudio, les contestaría que la dilación al menos viene de diez; pronto va a mutar en un profundo auto-desprecio y después de eso me voy a convertir en una máquina del estudio (la noche antes del examen) para después ir y sacarme más de 8…porque soy así de despreciable.  Es un proceso delicado estudiar, no hay que andar apurándolo. Así que decidí seguir mis instintos y aparecer por acá.

Hace muchísimos posts escribí acerca de mi incurabilidad (¡Hola RAE!) para dejar de lado la idea de que el amor es la experiencia existencial más gratificante. Tengo que decirles que hoy, no necesariamente me convence este concepto. Es como cuando se te pasa el efecto de un analgésico -de esos que tomo yo; el mundo en realidad no era tan maravilloso, y no me estaba divirtiendo tanto como creía. Cuando la perspectiva se abre paso entre las nubes rosas (o grises) la magia del amor, se ve como un truco fácilmente reproducible y al alcance de cualquiera.

Para alegría de mis amistades, quienes festejan que haya podido empezar a probar otros chocolates disponibles en el mercado, hace rato que no pienso en ese cuadradito perfecto de chocolate con menta que me comería a toda hora, no sólo después de la 20hs.  Pero tengo que decirles que este tipo de desencanto llega sin penas ni gloria. Es parecido a descubrir que tu canción de amor favorita en realidad habla de un sánguche de mortadela. Todo lo que dijiste, sentiste, hiciste, deshiciste, pensaste, deseaste, veneraste, exigiste y pataleaste se ve absurdo desde esta perspectiva.

Lo que más me confunde de este lado del desencanto, es sentir que corro el ¿peligro? de que finalmente no exista un pedacito de chocolate irreemplazable que me saque de este cinismo. Sin embargo, al mismo tiempo, siento cierto alivio al saber que no va a venir ninguno a seducirme con su endorfina azucarada y convencerme de cosas que no son para que yo haga estupideces de las que después (seguramente) me voy a arrepentir.

Todo esto me deja con la idea de que en realidad la consigna siempre es no enamorarse. porque después hay que tomarse el trabajo de dejar las cosas atrás. Es un proceso curioso: Podemos tratar de convencernos con hechos irrefutables y verdades empíricamente comprobables. Podemos dejar que pase mucha agua abajo del puente, enchastrarnos probando otros chocolates y emborracharnos con cuanto malbec nos pongan adelante – pero no se nos pasa hasta que se nos pasa solo, y sin importar cuánto creemos que sufrimos en el medio, llegar a este lado del túnel es un proceso que, como el estudio, tampoco se puede acelerar.

Aunque, ¿les digo la verdad?, finalmente,  la indiferencia involuntaria no tenía nada de dulce y nada de encantadora. Fue como despertarse de un sueño loco y darse cuenta de que I was just being silly.

No tengo nada más para decir (excepto):

El nombre de este post debería haber sido PROCRASTINATION con luces de neón y todo, porque en serio, si estoy despierta a esta hora, debería estar estudiando…instead, me acordé que existía esto: http://vimeo.com/9553205 y ya lo ví 3 veces.

Y también, nada dice Not About Love como la panza de Zach Galifianakis en este vídeo:

Cómo te lo digo

Siempre me han desagradado los lugares comunes y la gente que llama a las radios dedicándoles canciones de Luis Fonsi a Fulanito, que es el amor de mi vida. No tiene mucho que ver con el pobre Luis, en realidad, la frase del estilo “el amor de mi vida” es lo que no me cierra. Jamás le he dicho a nadie semejante cosa. Supongo que porque no sé qué significa, o quizá porque es una frase tan trillada que con el correr de los años, o de las veces que la escucho, me suena a un sinsentido popular que se usa en las FM para dedicar canciones.  Últimamente este rechazo a ese tipo de demostraciones de afecto se ha extendido a otros espacios donde antes ese rechazo no existía, o dónde al menos lo toleraba. Hoy las declaraciones de amor me suenan irreales y sobre todo ingenuas. Un amigo sostiene que es porque estoy aburrida…O mejor dicho, porque no estoy enamorada y por ende estoy aburrida. Según él, las mujeres cuando no estamos enamoradas, nos aburrimos y nos volvemos difíciles de conmover. La verdad es que ese argumento no me convence del todo, pero en este caso me conviene asentir obedientemente. Si hay algo que aprendí en los últimos años es que a los taxistas, como a los locos, hay que correrlos para el lado que disparan. Sobre todo a los taxistas porteños. — Por otro lado, no sé si puedo jactarme del todo de no estar enamorada.

Esta falta de entusiasmo a las demostraciones populares de afecto muchas veces se interpreta como indiferencia, amargura o frialdad. Pero no, a no confundir. Hay que saber presionar las teclas correctas para conmover a alguien y no a todos nos entusiasman las mismas cosas.

La experiencia se ha encargado de demostrarme que quienes se jactan de ser fríos o de demostrar su cariño de manera apática en realidad son quienes más necesitan de esta validación, a pesar de su bandera que dice «I’m fine if you don’t love me, I don’t care». La demostración, es decir,  la evidencia perceptible del afecto, no sólo es placentera y reconfortante sino que también es necesaria, porque muchas veces lo que no se nombra no está.  Es un asunto delicado,  porque también a veces quienes pecan de cargosos/abrumadores/avasallantes, también la están pifiando—feo.

Lo que me llama la atención de las demostraciones de afecto es cómo cada parte se ve afectada según la situación sentimental. Para el amor no correspondido las demostraciones de afecto son ante todo innecesarias, porque para la contraparte no hay nada más incómodo y enojoso que la demostración de un cariño que no se puede corresponder. Y resulta no solo cansador sino inútil porque en estos casos no importa qué tecla presiones, sino que uno no es quien es capaz de hacerlas funcionar.  En cambio para el amor recíproco, la evidencia del afecto es hasta imprescindible para que la relación avance. Como me dijo mi abuela , o como se olvidó de decirme: Al amor hay que enamorarlo todos los días.

En realidad, la mejor demostración de afecto es aquello con lo que el otro puede identificarse en nosotros. Creo que es así para muchos… Es como la historia de Chandler en Friends, la vez que se camina todo New York buscando la primera edición de The Velveteen Rabbit para la novia de Joey de quien estaba enamorado (porque Joey le quería regalar una lapicera – aunque it was a pen…but also it was a clock!). No sólo el libro le iba a gustar más sino que también iba a tocarle una fibra sensible porque era algo muy propio que venía de afuera, y eso es clave, aunque suene a narcisismo. La satisfacción de darle al otro lo que le gusta y de lo que se puede enamorar, o sea la satisfacción de quien recibe, es también la propia de quien otorga. Es mas o menos parecido a lo que pasa en el sexo, cuando el propio goce pasa por el goce del otro.

Para quien suscribe la mejor demostración de afecto me la da la complicidad en forma de humor. Y a mi amigo que cree que mi aburrimiento obstaculiza mi capacidad para conmoverme, le pido que no se preocupe por mí. Todavía hay muchas cosas que me conmueven, pero las canciones de Luis Fonsi, los pasacalles con mensajes, los ositos de peluche, los mensajes en mi muro de Facebook, los links a videos tiernos en YouTube, las serenatas, y el resto de los lugares comunes…No.

Just so you know:

Sí, cambié el look…Nada importante, es que a veces se me da por cambiar los muebles de lugar.

Que me parezcan ingenuas las declaraciones y demostraciones de afecto, las promesas de amor para siempre y las frases del estilo «sos el amor de tu vida», no significa que lo sean y no es mi intención desvalorizar lo que para algunos es invaluable. Sucede que, según observo, la lógica rara vez viene a interrumpir la sensación de eternidad que nos da estar enamorados. Yo sé que quien dice «sos el amor de mi vida» genuinamente se lo cree también. Sin embargo, por ahora, L’amour pas pour moi.

Al cabo que ni quería

Inicialmente este post iba a tratarse sobre un reciente hallazgo que hice acerca de la considerable cantidad de cosas que una mujer mayor de 25 años no logra pilotear sin verse ridícula, pero perdí el papelito donde las había enumerado. Además apareció Pedro.

¿Cuántas veces hemos oído la frasecita «No quiero nada serio»? Es una especie de advertencia, que por lo general se pronuncia al principio de una «no-relación» para establecer límites de lo que se supone que la otra persona debe o no debe esperar del futuro de la no relación en cuestión… Muy similar a lo que pasa con el «No te quiero lastimar» but not quite, ésta creo que es un poco más jodida todavía.  No quiero nada serio – significa no quiero una relación de pareja estable;  porque que no llevemos etiquetas no quiere decir que el vínculo no se forme igual y que una relación (declarada o no) suceda a pesar nuestro.

Pedro tiene cierto problema con las mujeres que según él, llevan un cartel enorme de «Busco novio» en la frente. La verdad es que no estoy muy segura de como será ese cartel, pero supongo que interpreto a lo que se refiere él cuando habla de este temita. Honestamente no alcanzo a entender qué tiene de tan malo que una chica atractiva, interesante y buena quiera un hombre al lado. (O al menos así la describió Pedro)

Para quien está de este lado del teclado, la necesidad de tener una pareja no nace a partir de la soledad o de tener o no tener pareja; en mí experiencia siempre nació a partir de la persona. No estoy buscando una posible relación de pareja en el primer gil que se me cruza (suelen ser todos bastante giles, aunque no todos) pero eso no quiere decir que la posibilidad no esté latente. Si lo que llegase a pasar entre ese gil y yo es lindo y bueno, seguramente voy a querer conservar ese vínculo y me va a resultar doloroso si se llegara a romper…Las relaciones de pareja se fundan de a poco y no es importante el título que tiene la persona que tenemos al lado (amante, novio, friends with benefits, etc) sino quien es esa persona.

En la mujer – o al menos al porcentaje de mujeres al que pertenezco y con el que me relaciono- estas advertencias suelen provocar una reacción inmediata contraria a la intención de la frase – Es más o menos parecido a lo que pasa cuando se le pide a alguien que no piense en elefantes (ya están pensando en elefantes?) Quizá ella no quería nada serio – thanks for the warning, you probably didn’t even qualify for boyfriend material anyway, pero su respuesta inmediata va a ser «Está bien, yo tampoco quiero nada serio» y en un 80% de los casos esa respuesta va a ser sincera pero también va a funcionar como un mecanismo de defensa porque ninguna mujer in her right mind o con la sinceridad suficiente va a decirte «pucha…a mí me gustabas como para mí»;  «y entonces qué estás haciendo acá?» o «agarrá tu relación seria de morondanga, hacela un bollito y guardátela en el bolsillo…al cabo que ni quería»

A mi criterio (y a pesar que hechos científicos prueban que no es muy confiable) esta clase de avisos no son muy eficientes. Los hombres (al menos al porcentaje al que Pedro pertenece – que es uno de los mejores porcentajes 😛 ) vienen bastante preparados para encarar una no relación – las mujeres no tanto. La mujer soltera, o sola, está muy estigmatizada (aún hoy) y es difícil sobrellevar este estado civil sin inspirar lástima o preocupación porque para la gran mayoría -estamos en falta aunque no nos falte nada. Y ni hablar si una está con un hombre pero no está con un hombre.

En realidad lo que tiene de malo esta frase es la carga de rechazo anticipado con la que viene – que se lee: No quiero nada serio – con vos. Y es esto lo que más molesta.  Y como rotundamente nos niega la posibilidad de ser importantes o exclusivos suele tener el efecto contrario y puede pasar de ser una advertencia a un desafío.  Después de todo, es una declaración válida para poner alerta a la otra persona de dónde estamos parados, pero no sirve como contrato para que esa otra persona no se enamore o no quiera más de uno (clearly). Es también una salida de emergencia muy conveniente para cuando no nos queremos hacer cargo de lo que indefectiblemente provocamos en el otro.

Y para cerrar:

  • Se me terminó la época de hibernar. ¿De qué me perdí?
  • Prometo buscar el papelito con las cosas que las mujeres mayores de 25 ya no deberíamos hacer. Estoy convencida de que la juventud es sin duda un estado mental…pero a veces es un estado mental poco apropiado and sometimes not very flattering.
  • Recomendación de cine francés: «Mi Novia Emma» ( O Prête-moi ta main – Préstame tu mano) de Eric Lartigau, muy divertida.
  • Katy Perry con un cover que me gusta mucho de Your Love de The Outfield