Mejor hablar de ciertas cosas

Para ser una mujer que se encuentra felizmente soltera, las relaciones son algo que sin duda llaman mucho mi atención y que por lo visto suelen ser tema recurrente en este blog (Aunque la actualización de este blog no sea recurrente- I know.) Creo que fue Virginia Woolf quien dijo que para poder hablar de la verdad de otros primero tenemos que ser capaces de contar la nuestra. Asique hoy voy a contarles un poco sobre mí, después de todo es mi blog and I’ll pry if I want to.

Como dije antes, soy una mujer felizmente soltera, esa felicidad pasa no porque estar sola  es lo que más quiero en el mundo, sino porque de momento no hay motivo suficiente para dejar de serlo. Es como no tener ganas de comprarme un par de botas, pero eso no quiere decir que cuando vea unas que me gusten no las vaya a querer. –Sí, construir una relación y enamorarse es un proceso más complejo que comprar calzado, pero la metáfora es solamente ilustrativa, porque hay que ver si las botas me quieren a mí también. Además no tienen idea de lo que me cuesta conseguir zapatitos para mis pies pequeñísimos.

No estoy atormentada por abandonos atroces ni rechazos crueles. Me rompieron el corazón y me lastimaron y también le rompí el corazón a quien quizá no lo merecía. Pero nada de eso me aflige desmedidamente; Regrets are a waste of time. They’re the past crippling you in the present. Además creo que es un error, eso de pensar que el amor pasa por una cuestión de merecimientos…el amor no es recompensa por ser bueno, y lo sé porque también me he enamorado del ocasional imbécil sin que evidencia alguna de su maldad o estupidez fuese razón suficiente para desviar mi afecto.

No estoy amargada – todavía-, hay muchas cosas que aún me conmueven y si bien no estoy esperando a conocer un hombre que me deslumbre cada vez que salgo a la calle, si estoy abierta a la posibilidad de tomarme mi tiempo y dejarme sorprender. Me molestan mucho la cursilería y los lugares comunes – mucho, como los novios que festejan los meses que llevan juntos y la gente que dedica canciones de Maná o Arjona por radio.

Me deslumbran y seducen las personas pícaras y perceptivas, el humor mordaz, y la inteligencia, más que cualquier cosa. Los grandes gestos que me atrapan suelen ser cosas muy pequeñas como que me regalen un CD con grabaciones inconseguibles de mi programa de radio favorito o me esperen en la puerta de casa con 1/4kilo de Häagen-Dazs de Cookies and Cream y una peli después de un día largo.

Que esté sola no significa que no esté acompañada de tanto en tanto…y que no haya quien de noche en noche me quite el sueño, a quien no extrañe, o en quien no piense. Simplemente trato de no pedirle al otro lo que no me puede dar y disfrutar de lo que sí es posible. No es fácil vivir bajo esta premisa todos los días pero es la que más me evita problemas innecesarios. Por otro lado me doy cuenta de que a medida que pasa el tiempo soy mucho más incrédula, eso no quiere decir que no me haya tropezado dos veces con la misma piedra (dos…cuatro…nueve…)

Es difícil escribir sobre una misma… porque a veces la idea de quienes queremos ser vs. quienes somos en realidad nos devuelve una imagen distorsionada de nosotros mismos, por esto es probable que nunca lleguemos a conocernos en realidad. No es fácil saber quiénes somos ni encontrar nuestra identidad o nuestro lugar en el mundo, porque siempre estamos buscando ser otro. Además conocernos implica enfrentarnos a cosas de nosotros mismos que quizá no nos gusten ¿y saben qué terrible que es caerse mal?

Para terminar y haciendo honor al tema del post les dejo un top 3 de cosas ridículas que descubrí que me perturban:

1)      Los encargados de edificio que riegan las veredas a las 6am todos los santos días y malgastan el agua como si no hubiese un mañana. Me estruja la conciencia ecológica (discreta pero latente)

2)      La gente que confunde el condicional con el imperfecto subjuntivo.

3)      Las canciones de Maná y Arjona.

Testosterona se vende

En el post anterior traté de ilustrar como los hombres en su mayoría, no se parecen en nada a los personajes que vemos de galanes divinos en las películas al mejor estilo Billy Cristal en Cuando Harry Conoció a Sally (renombrado chick flick por excelencia); que cuando se da cuenta de que está perdidamente enamorado de Meg Ryan corre por New York a decirle que no puede esperar a empezar su vida juntos (después de haberse portado bastante mal con ella). La verdad es que eso en la vida real no pasa. Entonces es mejor bajar la barra de expectativas y empezar a hacernos a la idea que hay que trabajar con lo que tenemos, que son los hombres reales.

Hecha esta aclaración, hoy quiero hacer una salvedad en mis observaciones. La verdad que deduzco, es que quienes nacieron a partir de la generación del ’75 en adelante se encuentran con un panorama muy diferente al escenario en que se movían nuestras madres, tías y abuelas. Y no pasa sólo por el rol de la mujer en la sociedad que ha tomado un color muy diferente, sino que pasa porque los hombres no están muy seguros de que rol les toca a ellos en todo esto… ¿y saben qué rol me parece que adoptaron? El nuestro.

Antes era mucho más sencillo y claro. Las reglas del juego eran bastante básicas: El hombre propone, y la mujer dispone. Ellos eran quienes nos encaraban en un boliche, nos abordaban en una fiesta para robarnos un número de teléfono o en el peor de los casos el mail (y para las q son de mi época el ICQ), y – de frente- nos invitaban a salir. El esfuerzo o el trabajo que implicaba “levantarse una mina” era mucho más arduo que el esfuerzo que hacen hoy….que en millones de casos es nulo. Más allá de eso, la dinámica de la etapa “dating” no era ni la mitad de compleja de lo que es en el siglo 21, donde esta etapa para un gran número de mujeres no existe. Las mujeres de mi edad en ese entonces (sin contar con que la mayoría quizá ya estaban casadas para bien o para mal) tenían algunas problemáticas menos complejas que resolver.

Además del factor obvio de que ya no nos conformamos con espejitos de colores, un hecho importantísimo tiene que ver con el desarrollo de la tecnología y los medios de comunicación. Hoy, si conocés a un hombre a quien le gustaste – olvidate de que te vaya a pedir tu número de teléfono, de que te invite a salir, o de que te encare de frente de alguna forma. Ahora, no te dicen nada y te agregan a Facebook – que constituye una interacción pero al mismo tiempo no te dice nada.

La otra noche, mientras una de mis amigas la remaba en dulce de leche para que hombre que la tiene a las vueltas hace meses y meses finalmente decidiera a ¿re-encararla? en el boliche; uno de los amigos del muchacho en cuestión me dijo algo que tiró por la borda toda mi teoría sobre los rituales de la conquista. Según este muchacho, yo entendí todo mal y la que tiene que salir a proponer es la mujer. LI-TE-RAL me dijo:

“Petisa, vos lo entendiste mal, la que tiene que encarar es la mujer, y el hombre es el que decide”

…Yo pensaba ¿Me estás cargando?! ¿Desde Cuando?? ¿Vos te pensás que mi amiga pasó 45 minutos bajo el secador de pelo para tener ese peinado divino, dio 15 vueltas para elegir ese vestidito que le queda pintado, sin contar que se bancó la cera como una duquesa, y además gastó $300 en ese perfume; ¿todo, para seguir haciendo todo el trabajo??

Quizá soy yo que vengo muy mal instruida – pero creo que es una tendencia que nosotras mismas alimentamos. Mi amiga finalmente terminó yéndose con este chico pero porque fue ella quien se arremangó y se puso a trabajar – él simplemente atinó a un “vamos?” ; y ella enseguida agarró la carterita y se fue con él. Una de mis fuentes de sensatez masculina, me dijo que a un hombre así o le falta alcohol o es un miedoso (el término acertado fue cagón). Yo creo que por definición a quien le haga falta alcohol para encararte, ya es un cagón hecho y derecho…porque el alcohol sacará al tigre que hay en vos, pero a ella la va a dejar con un gatito asustado (y resacoso) a la mañana siguiente. También me dijo que en vez de resentirlos a estos hombres hay que tenerles lástima…y yo no puedo. Habría que tenerle lástima a mucha gente y no solo me parece agotador sino que también es deprimente.

Dudo muchísimo que esta pseudo-histeria masculina tenga todo que ver con los lugares comunes que se les atribuyen a los hombres del miedo al compromiso y de frustración ante la independencia femenina. Creo que en realidad  se trata de una posición muy cómoda que adoptaron al ver que no tenemos ningún reparo en salir a buscarlos con los ovarios bien puestos. Creo que es la pereza que les agarra a los animales en tiempos de abundancia donde no necesitan salir a cazar, porque todos les llega solito a la puerta de sus casas y encima se pueden dar el lujo de elegir… Y un hombre que no práctica el hábito de la conquista está destinado al fracaso en el amor y en las relaciones, porque muchachos: no porque nosotras podamos salir a buscar lo que queremos significa que ustedes tengan que dejar de darnos lo que necesitamos. Y no hay nada que una mujer necesite más que sentirse deseada para sentirse completa.

Women for Dummies

Antes que nada, quiero pedir disculpas por mi prolongada ausencia en este espacio. Les aseguro que no fue programada y que fue muy difícil volver a sentarme a escribir. No voy a atribuírselo a la falta de tiempo, la verdad es que tiempo si tuve, pero desacertadamente decidí emplearlo en otras cosas que no me dan la misma satisfacción que me da escribir. Fue difícil volver porque fui víctima de una completa falta de inspiración, absolutamente todo lo que escribí lo borré, they all seemed terrible ideas. Finalmente después de casi 3 semanas, Miss Painter Girl, me dijo que me dejara de dilatar lo inevitable y me pusiera a escribir que según ella me sale bien. So here it goes:

Últimamente, he podido observar lo perdidísimos que están algunos hombres cuando de lidiar con mujeres se trata. Ojo, no es una observación reciente y sin duda tampoco descarta que las mujeres tampoco tengamos idea de cómo llegarles…es solamente eso, una observación. But allow me to illustrate:

Las mujeres solemos tener poca paciencia con lo que voy a denominar hombres reales y los condenamos de inmediato cuando no cumplen las expectativas que erróneamente formamos respecto al género opuesto. Nuestra concepción se ve muy contaminada por ideales que se asemejan a los galanes de películas y cuando no la tienen ni la mitad de clara de lo que la tiene Humphrey Bogart en Casablanca, enseguida asumimos que no es para nosotras, que no nos entiende, que no nos quiere o que no está interesado. Pero creo que no es tan así, sino que sencillamente los pobres no tienen el libreto o las instrucciones para operar y satisfacer exitosamente un mecanismo tan complejo, como lo es la psiquis femenina- hay que desarrollar la paciencia. Simplemente hay que bajar un poco el límite de exigencia a uno más adecuado y no desilusionarnos al toque si el chico no te persigue en su moto (o si no tiene moto) mientras vos vas en el taxi porque te estás mudando de ciudad – al ritmo de Follow you downal hombre real, le va a tomar más de 90 minutos de película registrar que te fuiste y que si te quiere de vuelta tiene que hacer algo al respecto.

Investigando sobre el tema, me crucé con este artículo desafortunado en el que un hombre se adjudica el descubrimiento de un supuesto código mediante el cual funcionamos las mujeres. Básicamente lo que sostiene el autor es que las mujeres somos ante todo ilusas, que esto nos convierte en personas incapaces de sostener relaciones realistas o de hacer contribuciones importantes en la sociedad. Además explica que es necesario que un hombre nunca se muestre tal cual es frente a una dama, dado que esto hace que ella pierda su interés de manera instantánea. Y por último habla de lo que él denomina “Costo Vaginal Oportunista” diciendo que las mujeres utilizamos el sexo para engatusarlos y obtener cosas a cambio (dinero, tiempo, poder, etc.) condenándonos a una total incapacidad de disfrutarlo tal como lo hacen ellos.

Este señor me hizo enojar mucho, pero después de que se me pasó el enojo- varias horas después- pude comprender un poco lo que quiso decir desde su visión misógina e infradotada (ok, quizá el enojo no se me pasó del todo). La verdad es que este pobre idiota la debe haber pasado muy mal en alguna relación en la cual fue abandonado por no cumplir con alguna condición o cualidad y se ve que esto lo dejó bastante traumado. Por otro lado se olvidó de mencionar que su teoría de CVO aplica cuando un hombre piensa con el pene no con la cabeza ya que también establece que las prostitutas son de una casta de inteligencia superior que el resto de las mujeres- por cierto, las prostitutas también te sacan dinero a cambio de sexo.

Anyway, volviendo a la idea principal de que las mujeres no venimos con manual de instrucciones. Mi amiga Shopper Girl fue quien me abrió los ojos respecto a este tema mientras hablábamos de cómo el muchacho con el que está saliendo, no tiene idea por dónde empezar y que no es capaz de captar sutilezas (en mi experiencia, son muy pocos los hombres capaces de registrar sutilezas) y que sería genial un mini training de: esto es lo que espero que hagas. Haciendo un mea culpa pienso que nosotras también tenemos que empezar a comunicarnos mejor, y decir lo que queremos…pero también pienso que colectivamente venimos bastante malacostumbrados a demasiados tira y afloje que son esenciales en la conquista y que decir las cosas que queremos como si fuera un contrato le quitaría toda la emoción al asunto.

Por eso queridos lectores, es tiempo de definir algunas reglas básicas. Admito que las mujeres no somos sencillas de entender de buenas a primeras, pero les pedimos que por favor no nos cataloguen, etiqueten o juzguen por eso. Es difícil lidiar con ustedes también, que no dicen nada y esperan que tengamos los dones de una adivina adoctrinada en técnicas avanzadas de telepatía, y no son capaces de contestar un sms cuando los saludamos por su cumpleaños o de llamarnos cuando nos dicen que nos van a llamar o de recordarnos cada tanto que nos quieren, que les gustamos, que somos lindas. Y si se sienten perdidos, pregunten! We’d be happy to assist you! =)

Algo que me quedó en el tintero

El artículo que menciono se titula “Women for Dummies”, creo que el autor podría haber extendido el título a un “Women for dummies by a dummie” y habría sido más acertado.

Humprey Bogart la tenía clarísima en Casablanca, pero más clara la tuvo Ingrid Bergman que se fue con el otro a descubrir otros mundos en vez de quedarse con el dueño de un bar, stuck en Marruecos. 😉

Que linda es la canción de la escena final de «How To Lose a Guy in 10 Days»

De la monogamia y la infidelidad

El finde, mientras cenaba con uno de mis amigos, conversamos sobre comportamientos varios entre hombres y mujeres y compartimos algunas opiniones cruzadas, como habitualmente hacemos. Cabe destacar que mi amigo, es un hombre poco común, muy joven y tiene el ideal romántico más femenino que la mayoría de las mujeres que conozco; cosas con las que discrepo fervientemente ya que la vida se encargó de manchar de cinismo mi poco gusto por el romanticismo.

Una de las discusiones, circuló entorno a la infidelidad y la habilidad del hombre para ejercer la monogamia. Mi amiguito defendía con toda convicción la idea de la fidelidad en términos limpios y simples, y realmente era incapaz de ver porqué una persona  sería infiel estando en pareja con alguien que se supone te hace feliz.

-«Si estoy con una persona y le voy a ser infiel, antes de plantearme si debería irme con otra o no, me pregunto primero por qué estoy con ella»- Aunque creo que es una visión que oscila entre la madurez y la ingenuidad debo admitir que terminó por convencerme. No habiendo ejercido nunca la infidelidad sobre ninguna de mis parejas pero habiendo sido cómplice de alguna que otra, estoy muy segura de que la fidelidad es un compromiso y una decisión racional que muchísima gente no está dispuesta o preparada para asumir… y ojo que no creo que eso tenga nada que ver con el amor.

Las relaciones «exclusivas» requieren una responsabilidad difícil de aceptar ya que poco a poco nos va ganando la individualidad a la que venimos acostumbrándonos hace algún tiempo y a la que es difícil renunciar. Nadie nunca va a cumplir con todas las expectativas con las que solemos cargar a nuestras parejas y esto nos enfrenta a tener que cambiar quienes somos para armonizar nuestro propio desarrollo como personas con las personas que se integren a nuestra vida…pero de eso se trata comprometerse, giving a little tit for tat.

Desde mi tímido punto de vista, la infidelidad (como cualquier otra traición) desvaloriza el vínculo de una relación más allá de una reconciliación o no. La confianza se pierde una sola vez y si nos hieren es muy difícil volver atrás y confiar en un 100% que eso no va a volver a pasar, porque como con todo, estamos privados de garantías…y de nuevo, eso no tiene mucho que ver con el amor.

Reset

En materia de conocer a alguien nuevo es muy difícil salir con una persona que ha perdido la fe en las relaciones y en todo lo que lo acompaña. Sobre todo porque son posturas que cualquiera que haya sufrido un desengaño amoroso puede entender; entonces son barreras difíciles de romper y actitudes que no se pueden contrariar tan fácilmente.

En este momento en que no estoy en «all about the love mode”, la idea de  que tener que pasar por todo el proceso de «conocimiento del otro» me da mucha fiaca.  Eso implica tener que contar toda mi historia de nuevo (y eso que no es muy larga), descubrir de nuevo las cosas en común, las diferencias, los pet peeves, los secretos, etc. Y si bien es una de las mejores partes de comenzar una relación y es parte del proceso que nos enamora, también significa tener que encontrarnos con fantasmas y miedos que no son nuestros, tales como ex novias posesivas, parejas celosas, infidelidades, abandonos, etc.  Esa es la parte que hoy non mi piace tanto.

Sería genial contar con un botón de reset y poder abrirnos a empezar siempre desde cero y sin prejuicios, poder querer sin presentir, como dice el tango. Que una vez que se termina el amor, nos devuelvan el corazón en condiciones suficientes como para poder volver a usarlo después y con una listita de do’s & don’ts para la próxima. Sin necesidad de tanto sufrimiento en el medio. Porque adivinen qué: Lo que pasa es que el que terminó mal primero después hace sufrir al otro que recién llega que no tiene naaada que ver. Y no es justo que una venga con un montón de cosas nuevas y genuinamente con buenas intenciones para que nos atropellen con miedos e inseguridades que nosotros no ayudamos a crear.

Claro que no hay que dejarse atropellar tampoco, porque así es como nos frustramos, nos sentimos inútiles, insuficientes o poco idóneos para entrar en la vida de alguien que evidentemente solo quiere estar solo – y eso cuesta entenderlo. Pero es una problemática difícil de lidiar donde se tiene que aprender a ser pacientes y saber hasta dónde tomar del otro y cuando decir basta; porque en algún momento también nos va a tocar estar en la vereda de enfrente.

Les dejo Cold Cold Heart, por Norah Jones – para acompañar el post.

La Susanita y La Superada

Hace poquitos días, mientras trataba de ignorar el calor agobiante del subte, escuchaba como 2 chicas se quejaban de que los hombres no son como los de antes. La verdad es que no me costó tratar de entender la lógica de semejante sentencia en su queja ya que de ninguna manera, tampoco las mujeres somos como las de antes… y no hace falta irnos tan atrás para ver esta realidad.  Una de las chicas hablaba como si fuese una fatalidad terrible, llegar a los 35 y no haberse casado aún, pero la otra le decía que en todo caso, fatalidad mayor habría sido casarse a los 25, no haberse recibido nunca y haberse divorciado a los 29.

Yo vengo de una generación de mujeres, todavía criadas en el ideal del matrimonio, del príncipe azul, de que existe el hombre perfecto, del casamiento como un logro que sirve para medir el éxito amoroso de una mujer (no así de un hombre) y de la absoluta estigmatización de la soltería. Todo esto viene acompañado de los distintivos de la liberación femenina: hacer una carrera (terminarla y vivir de ella), ser independiente, ambiciosa y exitosa, etc.. y eso de que no necesitamos de un hombre para ser felices…

Estas dos chicas, me parecieron la ilustración acertada de dos mujeres que desde fines del siglo pasado, luchan por convertirse en una sola: La Susanita y La Superada.

No es fácil ser una sola de estas mujeres porque las dos separadas están mal vistas, es como si tuviésemos que lograr un balance perfecto entre estar programadas para el matrimonio, y los hijitos, y la vida conyugal y además ser mujeres autosuficientes, trabajadoras, económicamente independientes, innovadoras, etc. Créanme, no es fácil.

La mujer, a lo largo de la historia, se ha definido siempre respecto a un modelo a seguir: como hijas, hermanas, madres, esposas, etc. Así es que tenemos la difícil tarea de definir nuestra propia identidad y desde nuestros propios criterios. Es un fenómeno, que quizá por mi corta edad o porque mi razón no lo distingue, no veo que suceda con los hombres. Si un hombre tiene como ultimate ambition casarse y tener hijitos, nadie lo mira con cara de pobre Susanita desesperada. Y si ese mismo hombre quiere volverse un soltero empedernido, viviendo solo por y para su carrera y saltar de relación en relación. Nadie le va a decir que es un solterón, o un histérico, o … (What’s the boy word for slut?).

A decir verdad, no me gusta ninguno de los dos extremos, pero creo que las opciones son muy limitadas y que combinarlas no es tarea sencilla. Si no somos Susanitas, y no somos Superadas…¿qué más podemos ser?

Pensándolo mucho, y desde la mirada de quien escribe, no me parece una fatalidad cumplir 35 y no haberse casado, o haberse casado y divorciado joven. Son elecciones: una apuesta a no conformarse por menos de lo que soñamos (sin garantías de que exista) o no dejarse llevar por el que no nos convence pero como debería haberme casado ya…;  y la otra apuesta a arriesgarse por quien pensamos que nos va a hacer feliz para siempre (aunque nunca tengamos la certeza de que así va a ser). Lo importante es poder ser fiel a una misma, y definirnos satisfechas y felices, bajo nuestros propios términos.

La venganza será terrible

Estaba leyendo online, la historia de una actriz/escritora de Manhattan que después de que su novio (casado) decidió terminar el affaire de 8 años para volver con su esposa, ella empapeló la ciudad con fotos de los dos en sus tiempos felices en 3 de las ciudades más populares de USA. Pero eso no fue todo, también abrió un sitio web con más de 120 fotos, cartas e historias del romance…y todo esto ni siquiera para darle mala fama al tipo, porque en todo caso la leyenda de las fotos sería «You’re a pig» en lugar de «You’re my soulmate forever». Lo que más me afecta de todo esto, es que la pobre mujer gastó cerca de $250.000 dólares en su pequeña venganza publicitaria… en lugar de irse a Bora Bora a encontrarse un chongo mejor y soltero. Y ésta es solo una de las tantas, tampoco hay que andar gastando fortunas: están las obsesivas que no hacen otra cosa que atosigar al ex, las que atosigan a la actual del ex, las que rompen el auto, las que dejan un pasacalles insultante, o las que escriben en las puertas de los baños con marcador indeleble «Esteban, sos un imbécil».

Es muy triste ver como busca venganza una mujer despechada, me da la sensación de que se pasan de tontas: Si en 8 años y medio de relación, el tipo todavía no dejó a su mujer es una clara señal de que algo no anda bien, ¿No?

A mi corta edad, la experiencia me enseña que la venganza de una despechada es absolutamente innecesaria y perjudicial para prestigio de la mujer. Creeme: Si te fue infiel a vos, le va a ser infiel a ella también; si te mintió, va a seguir mintiendo; si te lastimó, a la próxima también la va a lastimar; si te dijo que te quería y al rato te dejó para decírselo a otra, a ella le va a hacer lo mismo. Es decir ¡no te estás perdiendo de nada!

Por eso, lo mejor es olvidarte del energúmeno con el que te cruzaste y empezar a recuperar el tiempo perdido, emborracharte con amigas y revisar que fue lo que te nubló tanto el juicio como para meterte con semejante idiota. Tomá esa ira asesina irrefrenable que invade tu alma y canalizala hacia algo bueno para vos, como una cartera nueva o un viaje increíble.

Ojo, yo estoy muy a favor de la venganza hacia un tarado que no merece lo mejor de mi, siempre y cuando yo pueda quedar como una lady, y no como una loca desquiciada.

Claramente, éste no es el caso.

La Bella Durmiente

Todos tenemos un patrón de conducta para cuando recién terminamos una relación, o para cuando estamos en pleno proceso de superar un desamor (porque el desengaño amoroso no siempre nace de una relación).

El mío pasa siempre igual: Una breve etapa de enojo donde enumero todo lo que me perdí por haber malgastado tiempo y esfuerzo en alguien que no lo merecía y no lo apreciaba. A todo esto le sigue una leve angustia, con el llanto a flor de piel y luego desemboco en un estado de absoluta desesperación; (momento en el cual es importantísimo no tener el celular en mano mucho tiempo) donde no quiero conocer a nadie, me convenzo de que nunca más me voy a enamorar, ni confiar en ningún hombre hasta que de a poco me voy calmando. Finalmente entro en un periodo de adormecimiento asexuado en el que me siento más sabia y superada; y realmente compro que no todo en esta vida tiene que ver con el amor y el sexo y que de verdad puedo vivir 100 años sola. Todo esto hasta que la vida me sorprende y conozco a alguien nuevo y se me acaban los argumentos.

Ahora estoy adormecida y no sé hasta cuando me va a durar ¿Será que va a llegar alguien a despertarme?

Las mujeres se aburren facilmente…?

Hace varios días que mirando la tele, la frase final de la última publicidad de Axe me pone mal: «Las mujeres se aburren facilmente». No sé si tomarlo como un cumplido o una crítica.

Sí, como a todo ser humano, lo repetitivo, rutinario y lo inerte, nos aburre; pero no me parece para nada que esté mal. La primera acusación que se me cruza es que «son los hombres los que se aburren más rápido» pero no me gustan esas generalidades de «los hombres son esto y las mujeres aquello». Las personas somos todas diferentes, y la diferencia no siempre está en el género.

Pero volviendo a la frase inicial de que nos aburrimos fácil. ¿También significa que nos aburrimos rápido? No entiendo que habrán querido decir los muchachos de Axe, pero por las dudas les traduzco como lo vemos nosotras, o al menos yo:

Claro que sí. Nos aburrimos fácil: de lo cursi, de los juegos innecesarios, de que nos traten mal, de las promesas que no cumplen, de la indecisión, la cobardía, de los narcisistas, los misóginos, de los nenes de mamá, de las mentiras, de los besos predecibles, de los besos que no van a ningún lado…. y así podría estar toda la noche.

Estoy segura de que a los hombres los aburren las mismas cosas y que su lista es igual de larga, pero en serio, es hora de que pongamos un freno a estos juegos acusatorios y a las excusas. Y sería genial no tener que bancarse esas publicidades machistas y sexistas, que nos ponen a nosotras como un objeto que se alcanza con artimañas y no como una persona que se conquista con virtudes y méritos… ¿No? Yo igual cuando la escucho que empieza, cambio el canal.