Pero dos que se quieren se dicen cualquier cosa.

the kiss
«The Kiss», 1897. Edvard Munch

Una a veces tiende a identificarse con la protagonista de la historia…Con la víctima/heroína que cree que merece que el hombre que ama le de bola y la quiera para siempre, porque ¿cómo puede ser tan ciego y no darse cuenta de lo felices que van a ser juntos? Pero no…a veces las ciegas somos nosotras, que pensamos que ser una ilusa y que esperar a que el tipo del que nos habíamos enamorado cambie sus preferencias, es algo que vaya a rendir frutos de este lado de una pantalla de cine. A veces, «el necio que no ve a la persona que tiene en frente», resulta ser una misma

Ya dije que todavía no entiendo cómo funcionan el amor, ni las relaciones, ni las dietas, pero tengo algunas ideas. Distingo bastante bien ese enamoramiento, que se termina con el final de las canciones afectadas de Maná y de Cristian Castro, de ese otro cuya onda expansiva todavía nos sacude muchos (muchos) años después. Podría pensarse que es fácil hacer esta distinción, pero no. Cuando tenemos el cerebro inundado de serotonina y dopamina, el discernimiento es lo primero que se pierde, aunque supongo que al discernimiento de todos modos hay que perderlo un poquito para enamorarse.

Las relaciones son la categoría fundamental en la vida de una persona. Y la cultura dominante, sobre todo en las relaciones románticas, se aferra a ese precepto que dice que de dos hay que hacer uno solo, y a ese deseo de perderse en el otro, de convertirse en otro. Por ejemplo, es muy común, sobre todo al principio de una relación, mostrar interés en cosas que por sí solas no nos interesarían, con el único fin de acercarnos a esa otra persona…( ¿o por qué otra razón creen que iría a ver una película de robots gigantes que pelean contra pseudo Godzillas alienígenas que invaden la tierra desde otra dimensión, entrando por una fisura en el océano Pacífico?)  

Pero siempre somos dos, y esa es la razón por la cual cuesta tanto que funcione bien para siempre. Esencialmente, cuando se trata de construir una relación, el desafío no tiene que ver con dejar que otra persona entre, sino con que, de alguna forma u otra, nadie posee la libertad para salir de su propia cabeza, de su conciencia o de su deseo, y entrar en otro. Las relaciones son solamente intercambios frágiles, como el lenguaje, cada uno desde su lugar, desde sus posibilidades y desde sus miedos y expectativas.

Siempre me pareció que quienes creen amarse desde el primer día con la convicción de que ese sentimiento les va a durar para siempre, se están engañando, quizá porque yo me enamoro despacito y no lo entiendo, pero sobre todo porque tengo la sensación de que esas promesas y esa obsesión con el otro son como un puente ficticio de papel que se va armando para encontrarse a mitad de camino, pero que se deshace cuando se salpica con quienes somos en realidad, a medida que van desapareciendo esas cosas con las que nos adornamos desde el primer beso, pero que realmente no existen.

Yo construí más de un puente de esos, a veces lo construí sola, mientras del otro lado me miraban con cara de «yo estoy muy cómodo acá, vos fijate». Me costó mucho tiempo deshacerlos, porque resulta que tengo una imaginación muy obstinada (me he ilusionado con cada cosa). Ahora estoy tratando de ver otras posibilidades de intercambios, quizá un poco menos ficticios, sabiendo (o creyendo saber) que del otro lado, tienen las mismas ganas que yo de entusiasmarse, y toda la paciencia para enamorarme despacito, como suele ser conveniente, sin salir a decirme cualquier cosa, y sin creer del todo cualquier cosa que yo diga.

Soy como los Chalchaleros pero sin la despedida…

Parece que me fui sin decir nada pero siempre vuelvo. Podría mentirles y decir que estuve ocupadísima descansando en la Polinesia Francesa, total en este post puedo decir lo que quiera.

De dietas no entiendo nada, no entiendo la ciencia de cómo las cosas ricas son justamente las perjudiciales. El dulce de leche light es un oxímoron.

Yo no me opongo a ver películas,  sobre todo cuando son en el cine y en buena compañía. Si me quieren invitar a ver una peli, no me voy a rehusar. Y así como yo me río 2 horas 10′ de los robots y los bichos,se han bancado a Doctor Who durante 7 temporadas.

No era un pájaro, no era un avión…Tampoco era Superman.

«So you’re six years old, you’re reading ‘Snow White and the Seven Dwarves,’ and it becomes rapidly obvious that there are only two kinds of men in the world: dwarves and Prince Charmings. And the odds are seven to one against your finding the prince.” (Emily Levine)

Hace no mucho dije que estaba difícil enamorarse hoy.  No estaba tan errada y eso que le puse onda y todo…Y temo no tener un chivo expiatorio creíble como haberme dejado engañar por Disney, mi autoestima o mi educación romántica.

Creo que las desilusiones nunca nos toman por sorpresa, al menos no del todo. En el fondo siempre supimos que Papá Noel no existía, que las cifras del INDEC son imprecisas y que tarde o temprano nos iban a terminar rompiendo el corazón.

Curiosamente venimos programados de fábrica para dejarnos mentir un poquito, y es algo que hacemos a voluntad, porque a quien no le gustan la magia y las ilusiones. Dudo muchísimo que las personas prefieran tener razón a ser felices – y se los digo yo que soy una neurótica de la última palabra. No estoy diciendo que prefiero que me oculten la verdad con tal de tenerme contenta (porque ocultar la verdad, es también una forma de traición) pero si me van a mentir, al menos háganlo bien.

Desde mi primer desencuentro amoroso soy muy consciente de la existencia de lo que una vez llamé hombres reales;  quienes ni tomando mucha sopa le llegan a la sombra de los Humphrey Bogarts o Ivanes de Pineda que una pensaba que algún día iban a aparecer. No es que una sea una princesita inmaculada, ni la más bella del reino, o Ingrid Bergman, pero la verdad es que una no espera que llegue un buen hombre que nos haga salivar más que el perro de Pavlov, para cumplir con un silogismo estético.

Mi consigna es darles la oportunidad a los hombres reales porque son los únicos que hay, y lo digo con ganas de iluminarnos, no con resignación. Los ideales entorpecen lo posible, pero es muy difícil enamorarse exclusivamente de lo real – así que nos mentimos un poquito – y eso no está tan mal.

Lo único malo de los hombres reales es que se ofenden cuando una trata de tenerles paciencia y no los pone inmediatamente en un pedestal para adorarlos – entonces aprovechan para subirse al poni de la histeria que yo dejé de lado. Esto quizá se debe a que yo todavía no entendí que los hombres (al menos con los que me cruzo yo) necesitan de su autoestima bien inflada, para casi todo.

La mala noticia de todo esto es que últimamente empiezo mis relaciones de atrás para adelante, sabiendo que esa persona que me gusta tanto en realidad, va a tener muchas cosas que tanto no van a gustarme. Entonces comienzo vislumbrando al pájaro o al avión primero y viendo si al final me sorprende un Superman, o al menos un Clark Kent. Pero no…hay muchos barriletes, eso sí.

Ojo, no es mi intención echar culpas por mi  creciente falta de entusiasmo, pero cuando termino teniendo razón; cuando de un día para el otro empiezan a perder validez las frases del estilo «sos la J que más me feliz me hace» , «antes de conocerte pensé que X pero ahora Z» y «Quiero recorrer todo tu L con mi Y», me cuesta volver a tomarlas en serio cuando viene otro atrás a repetirlas.

Hacía mucho que no posteaba, así que bánquense estas últimas oraciones:

Tuve un mes de writers block y no pude producir una sola frase sensata…una insensata tampoco. Pero volví che, siempre vuelvo.

Iván de Pineda en serio me enamoró…creí haberme enamorado el año pasado y cuando nos vimos de nuevo este año, comprobé que sí. era en serio. Escúchenlo hablar con mucho atino de educación, mientras te mira desde su metro noventa con ternura y después cuéntenme qué tan loca estoy.

Sí, ocultar la verdad es una forma de traición, y ocultar u omitir la verdad apropósito es mentir también. No me vengan con tecnicismos a contradecirme.

Fiona Apple  debería entrarle más al asado y ese vestido no la beneficia….pero cómo me gusta la letra de esta canción.

Not about love

Prueba de que estaba estudiando. Les juro que ese es el glosario de Conferencias. (AKA: Encuentre la forma más complicada e ineficiente de estudiar y coronarse como "The Queen of Procrastination")

Si me preguntaran como viene el estudio, les contestaría que la dilación al menos viene de diez; pronto va a mutar en un profundo auto-desprecio y después de eso me voy a convertir en una máquina del estudio (la noche antes del examen) para después ir y sacarme más de 8…porque soy así de despreciable.  Es un proceso delicado estudiar, no hay que andar apurándolo. Así que decidí seguir mis instintos y aparecer por acá.

Hace muchísimos posts escribí acerca de mi incurabilidad (¡Hola RAE!) para dejar de lado la idea de que el amor es la experiencia existencial más gratificante. Tengo que decirles que hoy, no necesariamente me convence este concepto. Es como cuando se te pasa el efecto de un analgésico -de esos que tomo yo; el mundo en realidad no era tan maravilloso, y no me estaba divirtiendo tanto como creía. Cuando la perspectiva se abre paso entre las nubes rosas (o grises) la magia del amor, se ve como un truco fácilmente reproducible y al alcance de cualquiera.

Para alegría de mis amistades, quienes festejan que haya podido empezar a probar otros chocolates disponibles en el mercado, hace rato que no pienso en ese cuadradito perfecto de chocolate con menta que me comería a toda hora, no sólo después de la 20hs.  Pero tengo que decirles que este tipo de desencanto llega sin penas ni gloria. Es parecido a descubrir que tu canción de amor favorita en realidad habla de un sánguche de mortadela. Todo lo que dijiste, sentiste, hiciste, deshiciste, pensaste, deseaste, veneraste, exigiste y pataleaste se ve absurdo desde esta perspectiva.

Lo que más me confunde de este lado del desencanto, es sentir que corro el ¿peligro? de que finalmente no exista un pedacito de chocolate irreemplazable que me saque de este cinismo. Sin embargo, al mismo tiempo, siento cierto alivio al saber que no va a venir ninguno a seducirme con su endorfina azucarada y convencerme de cosas que no son para que yo haga estupideces de las que después (seguramente) me voy a arrepentir.

Todo esto me deja con la idea de que en realidad la consigna siempre es no enamorarse. porque después hay que tomarse el trabajo de dejar las cosas atrás. Es un proceso curioso: Podemos tratar de convencernos con hechos irrefutables y verdades empíricamente comprobables. Podemos dejar que pase mucha agua abajo del puente, enchastrarnos probando otros chocolates y emborracharnos con cuanto malbec nos pongan adelante – pero no se nos pasa hasta que se nos pasa solo, y sin importar cuánto creemos que sufrimos en el medio, llegar a este lado del túnel es un proceso que, como el estudio, tampoco se puede acelerar.

Aunque, ¿les digo la verdad?, finalmente,  la indiferencia involuntaria no tenía nada de dulce y nada de encantadora. Fue como despertarse de un sueño loco y darse cuenta de que I was just being silly.

No tengo nada más para decir (excepto):

El nombre de este post debería haber sido PROCRASTINATION con luces de neón y todo, porque en serio, si estoy despierta a esta hora, debería estar estudiando…instead, me acordé que existía esto: http://vimeo.com/9553205 y ya lo ví 3 veces.

Y también, nada dice Not About Love como la panza de Zach Galifianakis en este vídeo:

Cómo te lo digo

Siempre me han desagradado los lugares comunes y la gente que llama a las radios dedicándoles canciones de Luis Fonsi a Fulanito, que es el amor de mi vida. No tiene mucho que ver con el pobre Luis, en realidad, la frase del estilo “el amor de mi vida” es lo que no me cierra. Jamás le he dicho a nadie semejante cosa. Supongo que porque no sé qué significa, o quizá porque es una frase tan trillada que con el correr de los años, o de las veces que la escucho, me suena a un sinsentido popular que se usa en las FM para dedicar canciones.  Últimamente este rechazo a ese tipo de demostraciones de afecto se ha extendido a otros espacios donde antes ese rechazo no existía, o dónde al menos lo toleraba. Hoy las declaraciones de amor me suenan irreales y sobre todo ingenuas. Un amigo sostiene que es porque estoy aburrida…O mejor dicho, porque no estoy enamorada y por ende estoy aburrida. Según él, las mujeres cuando no estamos enamoradas, nos aburrimos y nos volvemos difíciles de conmover. La verdad es que ese argumento no me convence del todo, pero en este caso me conviene asentir obedientemente. Si hay algo que aprendí en los últimos años es que a los taxistas, como a los locos, hay que correrlos para el lado que disparan. Sobre todo a los taxistas porteños. — Por otro lado, no sé si puedo jactarme del todo de no estar enamorada.

Esta falta de entusiasmo a las demostraciones populares de afecto muchas veces se interpreta como indiferencia, amargura o frialdad. Pero no, a no confundir. Hay que saber presionar las teclas correctas para conmover a alguien y no a todos nos entusiasman las mismas cosas.

La experiencia se ha encargado de demostrarme que quienes se jactan de ser fríos o de demostrar su cariño de manera apática en realidad son quienes más necesitan de esta validación, a pesar de su bandera que dice «I’m fine if you don’t love me, I don’t care». La demostración, es decir,  la evidencia perceptible del afecto, no sólo es placentera y reconfortante sino que también es necesaria, porque muchas veces lo que no se nombra no está.  Es un asunto delicado,  porque también a veces quienes pecan de cargosos/abrumadores/avasallantes, también la están pifiando—feo.

Lo que me llama la atención de las demostraciones de afecto es cómo cada parte se ve afectada según la situación sentimental. Para el amor no correspondido las demostraciones de afecto son ante todo innecesarias, porque para la contraparte no hay nada más incómodo y enojoso que la demostración de un cariño que no se puede corresponder. Y resulta no solo cansador sino inútil porque en estos casos no importa qué tecla presiones, sino que uno no es quien es capaz de hacerlas funcionar.  En cambio para el amor recíproco, la evidencia del afecto es hasta imprescindible para que la relación avance. Como me dijo mi abuela , o como se olvidó de decirme: Al amor hay que enamorarlo todos los días.

En realidad, la mejor demostración de afecto es aquello con lo que el otro puede identificarse en nosotros. Creo que es así para muchos… Es como la historia de Chandler en Friends, la vez que se camina todo New York buscando la primera edición de The Velveteen Rabbit para la novia de Joey de quien estaba enamorado (porque Joey le quería regalar una lapicera – aunque it was a pen…but also it was a clock!). No sólo el libro le iba a gustar más sino que también iba a tocarle una fibra sensible porque era algo muy propio que venía de afuera, y eso es clave, aunque suene a narcisismo. La satisfacción de darle al otro lo que le gusta y de lo que se puede enamorar, o sea la satisfacción de quien recibe, es también la propia de quien otorga. Es mas o menos parecido a lo que pasa en el sexo, cuando el propio goce pasa por el goce del otro.

Para quien suscribe la mejor demostración de afecto me la da la complicidad en forma de humor. Y a mi amigo que cree que mi aburrimiento obstaculiza mi capacidad para conmoverme, le pido que no se preocupe por mí. Todavía hay muchas cosas que me conmueven, pero las canciones de Luis Fonsi, los pasacalles con mensajes, los ositos de peluche, los mensajes en mi muro de Facebook, los links a videos tiernos en YouTube, las serenatas, y el resto de los lugares comunes…No.

Just so you know:

Sí, cambié el look…Nada importante, es que a veces se me da por cambiar los muebles de lugar.

Que me parezcan ingenuas las declaraciones y demostraciones de afecto, las promesas de amor para siempre y las frases del estilo «sos el amor de tu vida», no significa que lo sean y no es mi intención desvalorizar lo que para algunos es invaluable. Sucede que, según observo, la lógica rara vez viene a interrumpir la sensación de eternidad que nos da estar enamorados. Yo sé que quien dice «sos el amor de mi vida» genuinamente se lo cree también. Sin embargo, por ahora, L’amour pas pour moi.

Vos no me entendés

La psique femenina es compleja, esto no es novedoso para nadie. El mismísimo Freud murió sin poder responder uno de los interrogantes que ridículamente todavía atosiga al 50% de la humanidad: «¿Qué quieren las mujeres?» Este post ni siquiera va a intentar meterse con esa pregunta; pero sí va a intentar esclarecer algunas cuestiones. Creo que el problema principal reposa en que la identidad de la mujer se apoya en una serie de representaciones imaginarias y simbólicas. Históricamente, la mujer nunca ha sido mujer por sí sola. Nuestra identidad siempre se ha definido con otros términos de lo que una debería ser y en ese ser también se incluye lo que una debería querer, desear y sentir. Últimamente, hasta los publicistas de Kimberly Clark, Unilever y Bayer (AKA: Days, Always y Actron Mujer) nos dicen como deberíamos sentirnos. Alguien tiene que decirles que la corten, really.

«No las entendemos»: una y otra (y otra) vez escuché esta declaración en boca de algún hombre, refiriéndose a las mujeres en general. «Son complicadas, no sabemos lo que quieren y en definitiva son difíciles de entender»  Ok, we get it. Así que he decidido tomar este reclamo, al menos para entretenerme escribiendo un rato, y voy a empezar a contarles mas o menos lo que pasa de este lado. Cabe aclarar que mis ideas y posturas acerca de lo que una mujer espera , quiere o deja de querer no es bajo ningún concepto la opinión de la mayoría. Flash news, boys: como ustedes, no somos todas iguales (lamentablemente, porque hay un par a las que quisiera parecerme, o, ¡por suerte!, porque hay otras tantas con las que no quisiera ni que me asocien).

Los hombres, o al menos con los que yo me cruzo, son por naturaleza resolutivos. Si a un hombre, se le cuenta un problema, inmediatamente el señor va a tratar de buscar una solución a lo que tanto te aqueja. Va a enumerar las causas que te llevaron a esta situación, va a señalar que no es necesario tanto drama ni que te angusties y va a brindarte una (o más) alternativas para salir de tu dilema.  Y con eso, va a dar por terminado el tema.

El problema con esta escena es que él se pone la capa de Superman, pensando que está salvándote y una, en realidad,  lo va a bajar de un hondazo con los clásicos «No me estás prestando atención, No me entendés lo que te estoy diciendo, No me escuchás, etc» 

El quid de la cuestión es que nosotras no estamos buscando que nos solucionen todo lo que les planteamos, a menos que hagamos explícito que queremos su input en el asunto (y por explícito, quiero decir, explícito) Lo único que se espera de Uds. en ese tipo de conversación es un indicio de que efectivamente nos están escuchando, que nos compadecen, entienden que la estamos pasando mal y que nos den una señal de más de dos sílabas de que nos están oyendo. Monosilábicos abstenerse.

No es necesario que nos digan que nuestro problemita es una pavada, que nos hacemos problema por todo, que en nuestro lugar harían tal o cual cosa, o que lo que les estamos planteando, para ustedes, no tiene sentido. Es comprender que lo que les puede parecer una pavada, puede tranquilamente ser una tragedia para una. Es categóricamente imposible ponerse en el lugar de otro. Así que el único recurso que les queda es la empatía. A mí me parece una reverenda estupidez que se depriman más de 20 minutos porque pierda Racing. En primer lugar porque suele perder seguido, y en segundo lugar porque a pesar de que entiendo las reglas del fútbol, parece que la vida sigue igual afuera de la cancha. De verdad.

Ojito que no estoy diciendo que nos den la razón como a los locos. Nada de «a las mujeres no hay entenderlas, hay que quererlas» a lo Ricardo Arjona, porque el reclamo del «no me entendés» no pone en tela de juicio cuánto nos quieren. Yo en serio entiendo que la solución la buscan para dar fin a mi ¿sufrimiento? pero de verdad, solo quiero que me escuches hablar un ratito.

Posdata:

Hace bastante, un amigo me reveló este dato acerca del impulso masculino de querer arreglarlo todo y de la reacción de la mujer frente a esto. Como siempre, tuvo razón. Por si se le ocurre leer, y estoy bastante segura de que pasa por acá seguido, gracias a Ud. por este post. 🙂

Mientras escribía, me acordé que en la película The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, había un arma que cuando se disparaba a una persona inmediatamente esa persona podía ver las cosas tal y como las vemos desde nuestro punto de vista- Point of View Gun, se llamaba, y de hecho su creación había sido encomendada por la Organización Intergaláctica de Amas de Casa Indignadas, cansadas de terminar cada pelea con sus maridos con las frase «You just don’t get it, do you?» I really want one.

Queridos publicistas de K. Clark, Unilever, etc:

No puedo ni empezar a contarles lo  mal que me ponen sus publicidades dedicadas a los problemas femeninos «que solo ustedes entienden» De verdad siento que nos están haciendo bullying hace rato. A mí me gustaría una publicidad que en vez de tener a Marcela Kloosterboer en un vestidito BLANCO, super sonriente diciendo cosas como «tus ovarios no se equivocan, aunque te duela todo y la pases como el orto la vida no es tan terrible y ser mujer es maravilloso» me gustaría menos contención y poesía y que me digan de una vez «Si, la verdad es que eso que te pasa todos los meses es un garrón y no tiene nada de maravilloso, here’s a tampon and some pain killers» Si en serio solo ustedes nos entienden, el optimismo y la Kloosterboer de verdad no van.

Al cabo que ni quería

Inicialmente este post iba a tratarse sobre un reciente hallazgo que hice acerca de la considerable cantidad de cosas que una mujer mayor de 25 años no logra pilotear sin verse ridícula, pero perdí el papelito donde las había enumerado. Además apareció Pedro.

¿Cuántas veces hemos oído la frasecita «No quiero nada serio»? Es una especie de advertencia, que por lo general se pronuncia al principio de una «no-relación» para establecer límites de lo que se supone que la otra persona debe o no debe esperar del futuro de la no relación en cuestión… Muy similar a lo que pasa con el «No te quiero lastimar» but not quite, ésta creo que es un poco más jodida todavía.  No quiero nada serio – significa no quiero una relación de pareja estable;  porque que no llevemos etiquetas no quiere decir que el vínculo no se forme igual y que una relación (declarada o no) suceda a pesar nuestro.

Pedro tiene cierto problema con las mujeres que según él, llevan un cartel enorme de «Busco novio» en la frente. La verdad es que no estoy muy segura de como será ese cartel, pero supongo que interpreto a lo que se refiere él cuando habla de este temita. Honestamente no alcanzo a entender qué tiene de tan malo que una chica atractiva, interesante y buena quiera un hombre al lado. (O al menos así la describió Pedro)

Para quien está de este lado del teclado, la necesidad de tener una pareja no nace a partir de la soledad o de tener o no tener pareja; en mí experiencia siempre nació a partir de la persona. No estoy buscando una posible relación de pareja en el primer gil que se me cruza (suelen ser todos bastante giles, aunque no todos) pero eso no quiere decir que la posibilidad no esté latente. Si lo que llegase a pasar entre ese gil y yo es lindo y bueno, seguramente voy a querer conservar ese vínculo y me va a resultar doloroso si se llegara a romper…Las relaciones de pareja se fundan de a poco y no es importante el título que tiene la persona que tenemos al lado (amante, novio, friends with benefits, etc) sino quien es esa persona.

En la mujer – o al menos al porcentaje de mujeres al que pertenezco y con el que me relaciono- estas advertencias suelen provocar una reacción inmediata contraria a la intención de la frase – Es más o menos parecido a lo que pasa cuando se le pide a alguien que no piense en elefantes (ya están pensando en elefantes?) Quizá ella no quería nada serio – thanks for the warning, you probably didn’t even qualify for boyfriend material anyway, pero su respuesta inmediata va a ser «Está bien, yo tampoco quiero nada serio» y en un 80% de los casos esa respuesta va a ser sincera pero también va a funcionar como un mecanismo de defensa porque ninguna mujer in her right mind o con la sinceridad suficiente va a decirte «pucha…a mí me gustabas como para mí»;  «y entonces qué estás haciendo acá?» o «agarrá tu relación seria de morondanga, hacela un bollito y guardátela en el bolsillo…al cabo que ni quería»

A mi criterio (y a pesar que hechos científicos prueban que no es muy confiable) esta clase de avisos no son muy eficientes. Los hombres (al menos al porcentaje al que Pedro pertenece – que es uno de los mejores porcentajes 😛 ) vienen bastante preparados para encarar una no relación – las mujeres no tanto. La mujer soltera, o sola, está muy estigmatizada (aún hoy) y es difícil sobrellevar este estado civil sin inspirar lástima o preocupación porque para la gran mayoría -estamos en falta aunque no nos falte nada. Y ni hablar si una está con un hombre pero no está con un hombre.

En realidad lo que tiene de malo esta frase es la carga de rechazo anticipado con la que viene – que se lee: No quiero nada serio – con vos. Y es esto lo que más molesta.  Y como rotundamente nos niega la posibilidad de ser importantes o exclusivos suele tener el efecto contrario y puede pasar de ser una advertencia a un desafío.  Después de todo, es una declaración válida para poner alerta a la otra persona de dónde estamos parados, pero no sirve como contrato para que esa otra persona no se enamore o no quiera más de uno (clearly). Es también una salida de emergencia muy conveniente para cuando no nos queremos hacer cargo de lo que indefectiblemente provocamos en el otro.

Y para cerrar:

  • Se me terminó la época de hibernar. ¿De qué me perdí?
  • Prometo buscar el papelito con las cosas que las mujeres mayores de 25 ya no deberíamos hacer. Estoy convencida de que la juventud es sin duda un estado mental…pero a veces es un estado mental poco apropiado and sometimes not very flattering.
  • Recomendación de cine francés: «Mi Novia Emma» ( O Prête-moi ta main – Préstame tu mano) de Eric Lartigau, muy divertida.
  • Katy Perry con un cover que me gusta mucho de Your Love de The Outfield